HACHE
No sé qué cojones hacer... Jessica me tiene la cabeza hecha un lío. Me invita sin proponérselo a querer pecar en sus curvas el resto de mi vida y luego se comporta de una manera tan infantil y egoísta que me entran ganas de tirarlo todo por la borda y quedarme tal y como estaba hace unos meses: solo.
Me acaricia por las noches y me abraza por la mañana, pero el resto del día parece que no soy nadie. Parezco alguien insignificante en su vida... Tan importante no seré cuando me ocultó tantas cosas.
Primero: nunca me dijo a qué se dedicaba. No confió en mí para decirme que era una estratega del ejército cuando yo le dije mi nombre aun exponiéndome a ser crucificado por Iván. Segundo: nunca me confesó que ser la Dama Castelier era una farsa. Jamás quiso decírmelo; sólo cuando creyó que secuestrábamos a niños se le escapó y ni siquiera después de saber que estaba equivocada se dignó a confesarme la verdad, tuve que enterarme por el puto Iván Castelier. Y tercero: me mintió al decir que haría todo lo posible por olvidar a Iván, cosa que a pesar del paso de los días ni siquiera ha intentado. Sigue mirándole como lo hacía antes de marcharse y sigue llorando por él cuando cree que no la veo.
Esto es un desastre...
Me dejo caer en el sillón que hay en la sala, permitiéndome un minuto de descanso para poder aclarar mis ideas aprovechando que no hay nadie cerca.
Me paso las manos por el pelo con frustración porque no sé qué coño hacer. No estoy seguro de si haber traído a Jessica ha sido buena idea del todo porque me siento como un competidor y no como el hombre al que le dio una oportunidad. Llevo toda la vida a la sombra de Iván. Él nació primero. Él lleva el apellido Castelier. Él tiene a su madre consigo y hasta para cuando me permito enamorarme después de tanto tiempo, él está por delante de mí. Lo hace sin querer, lo sé, pero me molesta que siempre gane incluso sin saberlo.
—Hache —me llama Ele y me levanto rápidamente del sillón—, el señor Castelier te está buscando.
Pongo los ojos en blanco cuando se marcha, pues no fui entrenado para mostrar ninguna emoción delante de nadie, esas cosas me las guardo para mí.
Marcho hacia el despacho de Iván pensando en el momento en el que nos conocimos y en si hubiera sido deferente mi vida de haberme criado en las sombras. ¿Que hubiera pasado si el padre de Iván, mi padre, no hubiera dado conmigo?
Recuerdo que estaba cagado de cojones cuando me trajo con él y conocí a Iván y a Jimena. Recuerdo que tenía miedo de acabar como mi madre y que le juré odio eterno a Alejandro por haberla asesinado sin piedad. Yo sólo era un crío... Un bastardo que, a pesar de serlo, no debió ver cómo enterraban una bala en el cráneo de su madre.
También recuerdo que Iván fue la única persona que hablaba conmigo. No le importaba que sus padres se enfadaran con él por haberme salvado de mi destino. No le importaba que fuera un bastardo... Iván solo quería que fuera el mejor de todos porque necesitaba demostrarle a su padre que él podía ser un buen líder. Me entrenó muy duro, pese al frío o al calor. Sacó partido de cada músculo en mi cuerpo y afinó mis reflejos. Me torturó con diferentes ejercicios durante años hasta crear un soldado indestructible que apuntara donde apuntara, enterraba una bala. Incluso trabajó duro para formar mi carácter de niño asustado hasta convertirlo en el de un hombre que no hacía preguntas ni mostraba emociones. Me exprimió al máximo hasta estar orgulloso de mí.
Lo que soy ahora, Hache y no Christian, es gracias a nuestro esfuerzo; yo nunca me rendí ante la oportunidad de salvar mi vida y demostrar que merecía la pena haberme salvado e Iván nunca se rindió conmigo pese al constante esfuerzo que le supuso entrenarme.
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Riesgos Tentadores
Teen FictionJessica Rojas, una joven con un padre drogadicto, se marcha voluntariamente con un líder de la mafia al que su padre le debe dinero para protegerle. Sólo tiene tres meses para que su padre pague la deuda o, si no, le matarán. Se ve envuelta en lujos...