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IVÁN

Aprieto el arma en mi mano por la desesperación y la rabia. Por mucho que el capitán Gómez conduzca rápido no me parece suficiente velocidad y empiezo a impacientarme. Hace unos minutos que Ele me avisó de que han llegado al punto donde se encuentran los Muñoz y desde entonces ansío llegar y acabar con todo aquel que se me ponga delante, pero, sobre todo, matar a Óscar y a su puto hermano por todo lo que me han hecho.

—Nos quedan dos minutos para llegar —le avisa Hache por la radio al resto de mis hombres. En este coche solo estamos el capitán, mi mano derecha y yo.

—Recordáis el plan, ¿verdad? —pregunta Gómez.

Hache afirma con un "sí" y yo asiento porque hablar sería una distracción para mis pensamientos más furiosos y vengativos.

—Se dispara sólo si es estrictamente necesario —continúa el capitán—, el ejército se encargará de ellos después. Lo importante es sacar a Jessica de ahí.

«Los cojones, dispararé a todo aquel que se me cruce»

La radio suena y se escucha a Eme:

—Estamos dentro.

—Bien —responde Hache—, seguid el plan.

Gómez hace derrapar el coche frente a la entrada de los dominios de los Muñoz y la adrenalina chorrea por mis poros.

—Caballeros —pronuncia el capitán, cargando su arma—, ha sido un placer conocerles.

—No hables como si fuéramos a morir —protesta Hache.

—Panda de inútiles... —mascullo, abriendo la puerta y dejándoles en el interior del vehículo.

Corro hacia la verja metálica y trepo con rapidez cayendo al otro lado, es ahí cuando empiezo a correr lo más rápido que puedo escuchando que los dos me siguen de prisa también.

Los disparos resuenan por todas partes porque mis hombres ya han tomado el lugar y me enorgullezco al ver que siguen mis órdenes incluso sabiendo que se arriesgan a perder sus vidas, pero no lo pienso demasiado porque mi objetivo ya me es muy claro: encontrar a Jess primero y matar a los Muñoz después.

Diviso que algo se mueve a mi izquierda y me muevo con rapidez al disparar para meterle una bala en el cuerpo al hombre en cuanto me aseguro que no pertenece a mi grupo, pues al ser tantos, para diferenciarnos llevamos una cinta roja en el brazo derecho.

—¡No se dispara si no es necesario! —me reprocha el capitán.

—¡Cómeme los huevos, Gómez!

Sigo corriendo contemplando la gigantesca casa que tengo a unos metros mientras voy buscando la manera más rápida y fácil de entrar porque no aguanto ni un segundo más sin saber cómo está Jess. Odio esta sensación de necesidad y dependencia de ella que tengo, pero siempre obtengo lo que quiero y la quiero a ella de mi lado otra vez. Jessica Rojas es un grano en el culo, uno que te hace rabiar y enfurecer constantemente, pero es mi puto grano y nadie me la va a quitar porque no me sale de los cojones.

Ubico una ventana rota y me cuelo en el interior de la casa de un salto. En cuanto caigo ya hay un hombre apuntándome pero soy más rápido y logro disparar primero haciendo que se desplome en el suelo, que ahora que me fijo está manchado de rastros de sangre por todas partes.

Hache llega a mi lado en menos de dos segundos manteniendo esa posición firme y decidida que aprendió bien desde el principio, pues para ser mi mejor hombre tienes que ser el mejor guardaespaldas del mundo, tal y como es él. Gómez tarda un poco más en llegar y se pone al lado de mi hermano.

Riesgos TentadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora