JESSICA
El paso de los días ha ayudado a sentirme menos estresada y triste. No digo que haya olvidado todo de la noche a la mañana, pero sí que aguanto un poco más a la hora de llorar o comerme la cabeza con mis propios pensamientos.
He vuelto a ver a mi psicóloga en alguna ocasión y cree que voy mejorando con el tema de la muerte de mi padre, pero no creo que vaya a superarlo nunca. De vez en cuando visito su tumba y le cuento cómo me ha ido los últimos días aunque suene demasiado tonto. Al menos puedo visitarle y doy gracias a que el ejército se aseguró de sacar su cuerpo porque así puedo ir a desahogarme con él cuando lo necesito.
Noah ya no vive aquí. Le alquilé el apartamento cuando volví con Hache a la mansión, pero me sentía tan abrumada y consternada con todo lo que me rodeaba que entendió que necesito mi espacio y se marchó. De todas formas no estaba muy contenta con la idea de haber sido engañada por ella durante tanto tiempo, así que es mejor así.
Estoy sola... Sola por completo y creo que ha sido una decisión importante a pesar de que no quiero estarlo, pero sé que es lo mejor para mí. Ahora tengo una vida común y corriente; un apartamento, un trabajo normal... Una vida simple y tranquila, a fin de cuentas a eso es a lo que aspiraba y ahora que lo tengo tampoco quiero quejarme. Supongo que estar sola no está tan mal.
Cierro la puerta de la entrada del edificio y enciendo la luz para subir por las escaleras porque al vivir en un primer piso me parece una tontería utilizar el ascensor.
Entro a mi apartamento y empiezo a deshacerme del bolso y la chaqueta con la intención de ir directa al baño a darme una buena ducha para aliviar el estrés. Últimamente la nueva encargada se ha dedicado a hacerme mis labores imposibles y no quiero perder el empleo por gritarle cuatro cosas, así que llevo mucha rabia y ansiedad acumulada y lo mejor es dejar que el agua calme un poco mis nervios.
El agua me cae desde la cabeza y recorre todo mi cuerpo mientras imagino una vida diferente. Imagino que vivo en una casita a las a fueras de alguna ciudad, tranquila y sin pensamientos que me hagan querer echarme una soga al cuello. Quizá tendría un perro que me hiciera compañía o un acuario dónde mirar a los peces cuando quisiera sentirme en paz. Podría dedicarme a algo que me guste más que estar de dependienta en una tienda. Podría tener un pequeño huerto con tomates o lechugas y dedicarle tiempo para distraerme o podría vivir cerca de la playa y darme un baño en el agua salada de vez en cuando. Tantas cosas podría hacer... y no me atrevo a dejar la vida que tengo ahora por miedo a perder lo poco que me queda.
Salgo de la ducha, me peino el cabello mojado y me pongo mi camisón de pijama lista para meter en el microondas lo que sea que haya de comida precalentada porque no tengo ganas de ponerme a cocinar. Una vez hecho, voy al salón con el plato en la mano y me siento desganada en el sofá para encender la tele con la esperanza de encontrar alguna película o serie que merezca la pena.
A esto se ha resumido mi vida; trabajar, comer, trabajar otra vez, ducharme, cenar, dormir y vuelta a empezar. Qué patético...
El ceño se me hunde cuando el timbre suena. Me extraña que alguien llame a mi puerta a esta hora. Quizá sea la vecina otra vez buscando a su gato perdido.
—¿Iván?...
Ni siquiera me da tiempo a preguntar qué hace aquí porque su boca se cierne sobre la mía violentamente.
Sus manos atrapan mi cintura de una forma posesiva y dura que me corta la respiración de inmediato y se apresura a colarse en mi apartamento sin permiso, creyendo que incluso en mi propia casa tiene el poder para hacer lo que le dé la gana, pero no te voy a mentir diciéndote que quiero apartarlo de mí y mandarlo más a allá de la mierda porque no es así. Sí que me gustaría alejarlo y pedirle explicación o decirle que se marche por donde ha venido; sin embargo, no soy tonta y mi corazón me pide ansioso que aproveche el momento porque no sé si esta podría ser la última vez.
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Riesgos Tentadores
Teen FictionJessica Rojas, una joven con un padre drogadicto, se marcha voluntariamente con un líder de la mafia al que su padre le debe dinero para protegerle. Sólo tiene tres meses para que su padre pague la deuda o, si no, le matarán. Se ve envuelta en lujos...