7

5.2K 349 198
                                    

Si este es el primer capítulo que te sale, vuelve hacia atrás porque quizá te hayas perdido el anterior.

Dormir en un sofá es incómodo, y no lo digo por mí, sino por el pobre de Hache que ha tenido que pasar la noche en vela por culpa de los muelles afilados que rasgan la tela. Mientras el señor Castelier vigilaba y yo intentaba dormir en el colchón de la habitación del motel, Hache trataba de descansar para estar espabilado cuando tuviéramos que reanudar la marcha a donde quiera que vayamos. Le dije que él podía dormir en la cama, que no me importaba ocupar el sofá porque podría dormir en el coche por el camino, pero se negó en rotundo, así que ahora está cansado, con la espalda adolorida y unas ojeras que le llegan por el suelo.

—Debiste dormir en la cama —le digo, sentándome a su lado en el sofá.

—Estoy bien.

—Tus ojos inyectados en sangre no dicen lo mismo.

—He dormido en sitios peores, créeme. —sonríe—. ¿Cómo has dormido tú?

Miro hacia delante, concretamente hacia la silla en la que Iván debería estar sentado. No sé dónde está y a decir verdad tampoco me importa mucho.

—No he dormido mucho —admito en voz baja—, he estado pensando y pensando toda la noche.

—Debiste dormir profundamente en algún momento.

—¿Por qué dices eso?

Hache mira también hacia la silla vacía y guarda silencio un minuto.

—Si hubieras estado despierta te habrías dado cuenta de que Iván se pasó la mayor parte de la noche observándote.

Arrugo el ceño.

—¿Qué? ¿Como un acosador? —inquiero poniendo una mueca histérica.

Hache suelta una risa suave.

—Más bien como el centinela que custodia un tesoro —corrige.

—Dudo que Iván sea el centinela de nada. Además, eso no lo hace menos cínico.

Suelta otra pequeña carcajada y yo sonrío.

—Te sorprendería la cantidad de cosas que él protege, Jessica.

—Sí, claro, como su dinero, armas y drogas. Lo común, vamos.

Hache sonríe mirando al suelo, como pensando en algo, y yo me levanto del sofá.

—¿Tienes hambre? —le pregunto.

Niega.

—Voy a darme una ducha rápida antes de que Castelier quiera ponerse en marcha —anuncia, poniéndose en pie.

Me dedica una sonrisa y se encierra en el baño.

Me siento en la cama soltando un suspiro y mirando a mi alrededor como si fuera algo muy interesante. La verdad es que no sé por qué estoy sola ni si ellos habrán pensado en la posibilidad de que quiera escapar, pero no voy a hacerlo. No voy a marcharme sabiendo que tienen el maletero hasta arriba de diferentes armas y que Iván no dudará en meterme una bala en la nuca. No soy tan estúpida. Me dejo caer hacia atrás justo cuando la puerta de la habitación se abre. Alzo la cabeza lo justo para comprobar que es Iván.

El demonio más irritante del infierno trae consigo una bolsa llena de diferentes tipos de comida y la deja sobre la mesita que hay entre la cama y el sofá.

—¿Dónde está Hache?

—Duchándose.

Alza una ceja con curiosidad.

Riesgos TentadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora