Si esto es lo primero que te sale, quizá te hayas perdido el capítulo 32. He cometido un error sin querer, así que primero debes leer el 32 y después este.
Perdón por las molestias :(
IVÁN
Camino de aquí para allá dejando que poco a poco la ira deshaga todas y cada una de mis venas. La piel me arde. La cabeza me va a estallar, pero nada de eso es lo que me importa, ahora mismo mi objetivo eclipsa todo lo demás. Ni siquiera soy capaz de prestar atención al movimiento agitado de los empleados al ordenar y guardar todo por habernos cambiado de lugar. Estamos en mitad del bosque, lejos de cualquier intruso y hombre de los Muñoz que me pueda encontrar. Estamos rodeados de pinos y naturaleza, un paisaje precioso si no fuera porque ¡estoy iracundo de cojones!
-Señor...
-¡¿Qué?!
-Lo-Los niños ya están a salvo.
Calcino a Eme con los ojos por la furia que emana mi mirada, pero me siento un poco mejor gracias a la noticia, aunque no lo suficiente como para dejar de querer romper cuellos a mi paso. Eme entiende que no voy a responder y que su presencia me molesta, por eso es que se marcha a continuar con sus quehaceres sin decir nada.
Llevo la mano al bolsillo delantero, saco un cigarro del paquete y lo enciendo dejando una estela por detrás de mí mientras camino hacia la puerta que da al jardín. Intento calmarme mirando el movimiento de mis hombres al colocarse en posición o vigilar las entradas del bosque nos rodea, pero ni con eso me distraigo. La nicotina entrando a mis pulmones no ayuda y ni siquiera el aire puro y la calma que se respira en el lugar puede suavizar la rabia que invade mi pecho.
La furia por saber que he sido un incompetente me hace querer reventarme la cabeza contra la primera pared que vea. Se suponía que estaría preparado cuando vinieran a por Jessica, pero tardaron tanto en aparecer que sin querer bajé mis defensas, fui vulnerable... y ellos supieron actuar bien. ¡Malditos hijos de puta!
-Señor...
-¡Joder, ¿es que no puedo estar un minuto a solas?!
-Lo siento, señor -se disculpa Ele-. Sólo quería avisarle de que la mercancía ya ha sido entregada.
-Bien -doy una calada-. Ponte en contacto con Uve e infórmame si ha averiguado algo. Si no tiene nada, ni te molestes en hablarme.
-Sí, señor.
Vuelvo a estar solo y, aunque siempre me ha gustado poder disfrutar de mi soledad y suspirar de alivio cuando me dejan a solas, no consigo disfrutar ese silencio que siempre me agradó tanto. No logro conectar mis pensamientos ni sacar una idea en concreto. No consigo una mierda desde que se llevaron a Jess.
Me hierve la sangre al imaginar lo que debe estar sufriendo esa mujer tan irritante. No quiero ni pensar qué clase de tortura están empleando con ella ni tampoco quiero visualizar su rostro lleno de lágrimas en mi mente porque me pongo furioso. Ella es fuerte, lo sé. Es la clase de mujer por la que uno pierde la cabeza cuando puede ver su exigencia y su duro carácter. Jessica es autoritaria, caprichosa y siempre pelea por lo que quiere. Es una soldado bien entrenada; sin embargo, también es delicada y sentimental de cojones y temo que eso mismo se ponga en su contra y no pueda soportar la demencia de Óscar Muñoz.
El recuerdo de sus ojos anegados en lágrimas cuando vimos a Hache en el hospital por primera vez llega a mi mente. Me tomé sus lágrimas como una puta broma que me puso a hervir de rabia, pero ahora ese mismo rostro me hace sentir fracturado por dentro. Pensar en que Jessica está sufriendo ahora por mi culpa se siente como una de las tantas balas que me han atravesado a lo largo de los años. Saber que no está aquí, conmigo o con quien sea, se siente peor que todas las cicatrices que tengo por culpa de los abusos...
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Riesgos Tentadores
Teen FictionJessica Rojas, una joven con un padre drogadicto, se marcha voluntariamente con un líder de la mafia al que su padre le debe dinero para protegerle. Sólo tiene tres meses para que su padre pague la deuda o, si no, le matarán. Se ve envuelta en lujos...