Capítulo 17

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Aizawa Shota tenía una forma curiosa de infundir valor a su clase.

—Nadie ha muerto, así que estarán bien.

Sí, realmente curiosa.

La clase A y Shinsou Hitoshi de la clase C, miraban hacía el acantilado con ojos abiertos de par en par y escuchaban el violento rió que había ahí abajo.

La actividad de su primer día de campamento era la tirolesa. Tenían que aferrarse con sus vidas a un trozo de madera que los haría pasar hacía el otro lado de la montaña. Cabe destacar que a la altura en la que estaban las posibilidades de morirse eran altas y que la soga de la tirolesa se viera del siglo pasado no les daba ninguna seguridad.

Ryoko Tsuchikawa se rió de ellos y miro hacía su profesor. Había mencionado de pasada en el almuerzo que ella y él habían sido compañeros de clase.

—Aizawa, ¡tú clase está llena de gatitos asustadizos! —se burlo la rubia —Que inesperado.

—Silencio, Tsuchikawa —bufo el azabache y su mirada recayó en sus alumnos — ¿Quien va a ser el primero?

Automáticamente todos miraron hacía Kaminari. Ya había sido su sacrificio en el bosque, ¿que importaba que lo fuera también ahora?

A el rubio le subió un escalofrío por la espalda al notar la mirada de sus compañeros y fue a esconderse a la zona de seguridad que tenía mas cerca, Todoroki.

— ¡N-No seré su sacrificio otra vez! —grito desde detrás del bicolor.

Los miembros de la clase suspiraron con decepción. Con aquel chico defendiendo al rubio, nadie tenía oportunidad de acercarse y además, por la mirada de los ojos heterocromaticos lo más sensato sería que ni se atrevieran a eso.

Bakugou miraba con burla y diversión hacía ese par. Él no tenía problemas con tirarse en esa cosa —había pasado por eventos más peligrosos— pero ver primero las reacciones de sus compañeros era bastante gracioso como para ofrecerse tan rápido. Sin embargo, como la rubia de ojos azules seguía teniendo esa mirada arrogante y burlona para dirigirse a ellos, no le quedó de otra que dar un paso al frente.

—Yo voy primero —declaro con seguridad.

Kirishima ahogó un jadeo detrás suyo.

— ¡Blasty! ¡¿Perdiste la razón?!

— ¡Bakugou, valora tu vida! —dramatizo Ashido.

— ¡Al menos dinos la clave de tu celular antes de morir! —agrego Kaminari.

Que valiente.

Decir que no estaba preocupado sería una vil mentira pero Sero confiaba en el hecho de que si fuera algo verdaderamente peligroso, su profesor ni los dejaría hacerlo en primer lugar. Así que pese al aspecto de la tirolesa, está debía ser resistente.

Pero aún así admiraba el hecho de que el cenizo fuera el primero en hacerse voluntario para probar su teoría. Aunque también le ponía terriblemente nervioso.

Tsuchikawa celebro que por fin uno de los gatitos —al parecer el apodo quedaría— de Aizawa se hubiera ofrecido y procedió a explicar algunos puntos principales. Cómo que el cenizo debía sentarse con las piernas abiertas en el asiento de la tirolesa y sostenerse del caño conectado a la soga. También sobre que para disminuir la velocidad debía doblar las rodillas al llegar al otro punto de la montaña. Yawara Chatora le estaría esperando en el otro lado y era un hombre bastante corpulentos que podía atraparlo en caso de que hubiera un fallo en la tirolesa.

Cuando su explicación termino, lo cual fue rápido, Katsuki se sentó en la madera de la tirolesa y puso las manos sobre el caño, las rodillas dobladas con sus pies en suspención.

Un interés inesperado [SeroBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora