Katsuki inicio el día con una leve confusión. En primer lugar, sentía que alguien le había dado un beso en la frente mientras dormía y tenía la sensación de haber sido abrazado. En segundo lugar, estaba en la habitación de Izuku y solo.
¿Cómo rayos llego hasta ahí?
El cenizo soltó un bostezo y trato de pensar como llego hasta ahí si lo último que recordaba era estar en el sofá con Sero viendo una película, la cual tampoco le importaba.
Sin embargo, tuvo que dejar de lado aquellas cuestiones y salir de la habitación. Necesitaba saber la hora. La primera medicina de Mitsuki era a las nueve y esa también era la hora de su desayuno.
Katsuki se fue de la habitación luego de ordenarla un poco, aunque no parecía haber sido usado ya que las sábanas no estaban fuera de lugar. Otra vez, eligió ignorarlo y terminar rápido para luego bajar hasta la sala donde lo primero que vio fue el reloj de la pared.
Marcaba las ocho con diez de la mañana. Un completo alivio.
Hizo el desayuno con tiempo. Para tres personas, porque como la comida que había hecho ayer para su padre había desaparecido, sabía que debía estar en la casa y posiblemente durmiendo las horas que no pudo en toda la semana. Se aseguraría que comiera y luego, le dejaría dormir junto con su madre.
Entre que cocinaba y veía sus mensajes de Midoriya y Kirishima, el timbre de su casa sonó y debido a la hora, solo podía tratarse del cartero. Bakugou apagó el fuego con el cual estaban haciendo unas tostadas y fue a atenderle.
Más cuando abrió la puerta no vio al cartero, sino una pila de cajas y cajas.
Tuvo un mal presentimiento.
—Sero, Sero, Sero —repetía el rubio — ¡Sero, despierta de una vez!
—No tiene caso —suspiro la femenina —Realmente, ¿que se quedó haciendo en la noche? Nunca nos había costado tanto despertarlo.
Kirishima estuvo de acuerdo con su amiga y se unió a Kaminari en la tarea imposible de hacer que el azabache dejará de babear sobre su pupitre. Pero sin importar cuántas veces le llamaron, gritaron o rogaron que se levantará, Sero siguió durmiendo.
Ashido llego a la conclusión que lo mejor era dejarlo dormir por hoy e intentar despues del almuerzo. Ella y el de ojos dorados irían a comprarle algo de comer mientras el pelirrojo se quedaba con él en caso de que despertara.
Eijirou se sentó en el pupitre que el pertenecía a el cenizo. Ya era viernes, el quinto día que no veía a su amigo y si bien sabía sobre su situación, como el lunes no llegara a Yuei iría a visitarlo. Porque aparte de extrañarlo, quería verificar que estuviera en buenas condiciones.
Katsuki era bueno cuidando a los demás pero eso no se aplicaba a él mismo. En ese sentido, era un completo desastre.
Aunque le parecía extraño que el azabache estuviera tan tranquilo al respecto. Es decir, todos estaban preocupados y se la pasaban mandando mensajes a su amigo ausente pero el de ojos oscuros no lo hacía. Y se le veía relajado.
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Un interés inesperado [SeroBaku]
FanfictionSero Hanta no entendía nada de nada. Y para su desgracia la única persona que podía ayudarlo era la causa de sus problema, Bakugou Katsuki. Así que sus únicas opciones eran preguntarle a Kaminari, Kirishima o Ashido porque cada vez que veía al ceniz...