Capítulo 32

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El cenizo tiro toda su ropa a un cesto y abrió el grifo del agua para ir llenando de a poco la bañera. Aquel baño sin dudas le vendría de maravilla.

El día sábado en la mañana cuando paso todo lo que pasó —y que no le gustaba recordar— apenas puede creer la desesperación que sintió y agradecer otra vez, su rápido actuar.

Lo primero que hizo fue ayudar a su madre a acostarse en el piso en posición fetal —para que no se ahogara con el vómito— y lo segundo fue llamar a una ambulancia, gritándole a la persona que le atendió que más le valía ir cuanto antes. Lo tercero fue llamar a su padre para decirle que debía estar en el hospital porque algo grave estaba pasando con su madre y también, por si acaso, llamo a Inko Midoriya.

Lo cuarto y que más le costó fue contener el pánico que sentía hasta que llegó la ambulancia y los llevo a él junto con su madre al hospital. Apenas llegaron, lo separaron de Mitsuki —algo que no tomo a bien y golpeó a un camillero por eso— y la ingresaron a un quirófano, mientras que él fue aislado en la sala de espera. Donde sufrió una interminable angustia de quince minutos hasta que llegaron Masaru e Inko junto con Izuku quien al igual que él no estaba en su mejor estado —con resaca y deseos de seguir durmiendo— pero no le daba importancia, porque estaba ahí para ser de apoyo.

El pecoso sostuvo su mano y le dijo una y otra vez, "todo estará bien".

Katsuki dio un largo suspiro al meterse en la bañera y dejo que el agua caliente le diera la tranquilidad que no había sentido en los últimos días.

La operación de su madre duro unas tres horas y luego, les comunicaron que la mantendrían internada hasta el domingo en la tarde. Estuvo todo ese tiempo inconciente debido a la anestesia por el postoperatorio.

Obviamente, lo que sería normal era que Masaru se quedará con ella, ya que por muy amiga y cercana que fuera a la familia a Inko no la dejarían quedarse en la noche. Pero el castaño estaba trabajando en un caso junto con otros colegas que debía presentar el lunes sí o sí. No podía fallarles, tampoco faltar a la corte para el juicio y además, dejo su oficina hecha un desastre descomunal debido a que salió corriendo de ella para llegar junto con su esposa e hijo.

Fue entonces que Katsuki propuso ser él quien se quedará con su madre en el hospital y los primeros días que pasaría en la casa, hasta que el castaño pudiera terminar su caso y pedir un par de días en el trabajo. Debido a la situación, a Masaru no le quedó de otra que delegar esa responsabilidad a su hijo y una vez le aseguraron que Mitsuki estaba bien y estable, correr devuelta a la oficina para terminar todos sus pendientes.

Ese sábado, a Inko e Izuku les sacaron del hospital cuando se acabó la hora de las visitas. Algo que madre e hijo tomaron muy mal pero no podían hacer nada para cambiarlo y prometiendo volver temprano al día siguiente, le pidieron al cenizo que los llamará si ocurría cualquier inconveniente.

La primera noche que pasó ahí no pudo pegar ojo. Para nada, se la paso viendo a su madre y el monitor cardíaco sucesivamente. La angustia, la culpa de ¿por qué no llegue antes? Le consumieron esas horas y al final, para no preocupar demasiado a los de cabello verde cuando fueran a verlo, se terminó dando lo más parecido que podía a una ducha en el hospital para no parecer tan en la mierda.

La ducha consistió en sacarse solamente su remera y pasarse agua fría por el torso, pelo y cara, en el cubículo del baño en una fracción de tres minutos.

Al menos el pecoso le llevo ropa al hospital. Quizás, intuyendo lo que haría.

Mientras se relajaba en la bañera e intentaba no dormirse, Katsuki se pregunto porque de entre todas las personas que conocía, Izuku trajo precisamente a Hanta su casa.

Un interés inesperado [SeroBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora