Capítulo 51

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El director de Yuei era conocido por ser un hombre erudito y de infinita paz. Un gran genio de la educación y activamente buscaba formar de hacer que el aprendizaje se volviera algo divertido para sus jóvenes estudiantes.

Pero hasta Nedzu tenía sus límites y momentos de torpeza.

Más bien, miedo.

El director no toleraba las cosas tenebrosas.

—Aizawa-kun, por favor dígame que sus estudiantes no planearon un asesinato en masa en el gimnasio —rogó el mayor —Y que lo que estoy viendo es pintura.

—Los estudiantes no planearon un asesinato en masa y efectivamente, lo que está viendo director, es pintura roja—recito el profesor —Reconozco que es bastante realista y está bien utilizada.

Nedzu asintió y se dio media vuelta, aunque su deber como director era ver aunque sea una vez los proyectos de sus estudiantes para el festival aquel superaba sus límites. Apenas abrió la puerta, ¡y vio algo rojo deslizarse junto con oscuridad, música de circo y gritos aterradores!

¡Él no entraría ahí!

— ¡Director, que gusto verlo! ¿Va a pasar a ver nuestro trabajo?

El pequeño hombre se quedó de piedra y volteo lentamente la cabeza, reconociendo la voz de Iida Tenya con solo escucharla.

Se arrepintió en ese mismo instante.

Aizawa soltó un suspiro, asumiendo que había perdido su apuesta con Yamada Hizashi, el profesor de inglés en Yuei y su esposo. El rubio le había dicho que Nedzu no aguantaría ver lo que sea que sus estudiantes hubieran hecho y él lo llevo a ese lugar esperando haber ganado sin dificultad porque creía que el mayor no sería tan impresionable.

Vaya que se equivocó.

El menor se acercó a ellos con una sonrisa, sin notar el rostro pálido de su director e hizo una suave reverencia. Algo de líquido rojo cayó de sus ropas pero no se preocupo ya que sería fácil de limpiar.

Iida estaba vestido como un hombre común y corriente. Claro, si se omitia la parte donde tenía en el centro del pecho una daga incrustada de forma bastante realista y los hilos de sangre que salían de su boca. Su papel en el circo del terror era representar a un hombre en la audiencia que fue víctima de un crimen.

El objetivo estaba cien por ciento cumplido.

—Director, ¿le sucede algo? —interrogo al ver al mayor tan callado —Oh, ¿ya quiere pasar? Puedo darle un recorrido, aunque aún nos falta terminar algunos detalles.

Nedzu uso toda su fuerza de voluntad para no irse de espaldas al piso y Aizawa fue en su rescate.

—Iida, solo no se queden hasta tarde —pidio el azabache —Tampoco dejen el gimnasio abierto de noche.

—Por supuesto, Uraraka-kun menciono lo mismo —dijo el de lentes —Algo sobre que los espíritus que había atrapado se irían si dejábamos abierto. No se preocupe, Yaoyarozou-kun o yo dejaremos cerrado con llave.

El profesor no supo si su estudiante lo hizo con la intención de bromear con ellos o estaba tan metido en su papel que no se dio cuenta de lo que hablo. Por otro lado, el director soltó un suspiro tembloroso pero pronto se recompuso y le dirigió una sonrisa cortes al joven.

—Mucha suerte, clase A. Seguro lo harán bien.

Tenya sonrió halagado por lo dicho por Nedzu. Lástima que eso solo provocó más pánico en el mayor ya que su boca estaba cubierta de sangre.

Aizawa se lo llevó antes de que de verdad se desmayara.

Yaoyarozou era una equilibrista, con una pierna fuera de lugar —producto del maquillaje— y una tez muy pero muy blanca. Su deber era guiar a sus visitantes en busca de sus tesoros perdidos junto con Uraraka que era una espiritistas y su fiel fantasma personal, Midoriya.

Un interés inesperado [SeroBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora