Capítulo 7

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El único e irremediable culpable de todo eso era su Kacchan. Sin duda alguna.

—Clase, les presento a los superiores que nos acompañarán a la visita turística programada —dijo Aizawa en un tono de cansancio al cual los alumnos se habían acostumbrado —Mirio Togata, Amajika Tamaki y Hado Neijire. Son conocidos como los tres grandes por sus impecables notas y cualidades físicas. Sean respetuosos con ellos.

Midoriya quería irse de viaje a Islandia, Dinamarca, Australia o México. Incluso Chile o Ecuador parecían un buen destino aunque no tuviera ni la más mínima idea del español requerido para ir a esos lugares. Con su nivel de inglés debería bastar.

Pero si lo pensaban bien, en el verano tomo un curso corto de portugués. Así que Brasil también se volvía un destino aceptable.

Sino fuera porque estaba en medio de la clase y con unos intensos ojos azules —que pensó jamás volver a ver— sobre su persona, hubiera sacado el celular para pedir los pasajes de avión.

Maldita fuera su suerte.

—La salida será dentro de dos días. Sus superiores les darán un par de permisos que deben traer firmados para mañana —indico Aizawa —Eso sería todo. Hado, Amajika, Togata, entregen las hojas y vuelvan a sus salones.

Izuku suspiro con alivio cuando la femenina con el cabello del color del cielo se adelantó a sus amigos para repartir los folletos de su fila. Parecía ser bastante alegre y energética por como daba saltitos mientras caminaba pero al llegar hasta su pupitre se detuvo y le miró.

Sus ojos azules brillaron intensamente y lado la cabeza, como si le examinara, poniéndole nervioso. Más de lo que ya estaba.

— ¿H-Hado-sempai? —la nombró tímidamente el pecoso extendiendo su mano hacia su superior para recibir su hoja — ¿Sucede algo?

— ¡Oh, no! ¡Lo siento mucho! Es que te me haces familiar —se acercó execivamente al rostro del menor — ¿De dónde será que te conozco? Te le pareces mucho...—ladeó otra la cara y con confianza, tomo el rostro del contrario con sus suaves manos — ¡Lo tengo en la punta de la lengua!

— ¡H-Hado-sempai, por favor s-suelteme! —chillo Midoriya.

En ese momento los ojos de la mayor se volvieron a iluminar y estaba por decir algo cuando alguien corrió a detenerla. Y de paso, a causarle un infarto al pecoso.

¿Acaso su profesor aún no se enojaba con todo ese ruido? Por lo usual era de mecha corta y ya hubiera detenido todo aquel drama adolescente.

Mirio para desgracia del corazón de pollo de Izuku no había cambiado mucho. Exceptuando su cabello rubio ahora corto, seguía como en sus recuerdos. Alto, fornido y de sonrisa alegre aunque ahora era nerviosa mientras lo observaba a él.

El pasaje. Quería el maldito pasaje ya mismo.

¿La Antártida tendría buenos albergues para menores de edad que huyeron de su país de origen?

— ¡Hado, no digas tonterías! —dijo el mayor hacía su compañera y dándole un par de golpes en la espalda hizo que siguiera caminando — ¡Vamos que tenemos que terminar con esto rápido!

— ¡Claro, claro! —acepto Neijire divertida y le guiñó un ojo al pecoso —Lamento haberte asustado, Midoriya-kun.

—No, no fue...espera —se atraganto el pecoso — ¿C-Como sabe mí nombre?

— ¡Ups, se me escapó! —se carcajeo la femenina — ¡Descuida, después Togata te lo explicará!

—Hado...—susurro el rubio en tono lamentable mientras se frotaba el rostro —Eres mala.

Un interés inesperado [SeroBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora