Motivos para Regresar

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Jungkook

 

Ya habían pasado dos días desde que salimos del palacio y han sido sumamente pesados y estresantes. Estas noches la preocupación me drena mis fuerzas porque el maldito Consejo Real me sigue acosando cada vez más para que me case y por tener mi primer hijo. No entiendo por qué mi padre no le prohibió a esos viejos inservibles el derecho de tomar decisiones sobre la vida del Emperador. Debe haber una manera de que ellos no puedan intervenir en mis asuntos. La realidad es que no quiero casarme con alguien que no ame y menos por imposición. Y si tengo que casarme será con alguien que de solo verlo en mis brazos cada amanecer mi día se sienta completo y que en las noches pueda abrazar para sentir su calor y su aroma. Estar lejos de él me ha hecho sentir que no quiero a nadie más, solo quiero como esposo a aquel hermoso rubio que ilumina mi alma con tan solo mirarlo y que me está volviendo loco el no tenerlo cerca. Quisiera saber como esta y si piensa en mi como yo en él.

 

- Jungkook- me llama Hoseok entrando a la habitación real donde me encontraba, sacándome de mis pensamientos. 

-Qué sucede Hoseok. 

- Hoy llegó el cambio de guardias reales y me entregaron una nota de Yoongi. 

 

En esa época, cuando los Reyes ó Emperadores tenían que salir a otras colonias por asuntos gubernamentales, era requisito que los guardias reales fueran relevados por otro grupo que vendría del palacio, para así evitar algún ataque o que algún guardia fuera comprado por algunos enemigos queriendo poseer el trono del Emperador. El nuevo grupo de guardias traería provisiones e información del palacio. Sólo se les permitía a las esposas o esposos de los oficiales de alto rango, enviar alguna carta para que supieran como estaba todo y asegurarles que todo estaba bien.

 

Al escuchar esas palabras el corazón del Emperador se aceleró y solo podía pensar lo peor.

- Sucedió algo? Jimin está bien? ¡Qué esperas, habla Jung!

- Tranquilízate Kook, todo está bien por allá hermano, no te desesperes. – el Emperador respiró profundamente, color le había vuelto a la cara y el calor a su cuerpo. No sabía qué haría si algo le sucediera en su ausencia. Por eso tenía la necesidad de terminar con los compromisos del viaje lo antes posible y regresar al palacio en donde estaba seguro de que tendría a Jimin más cerca.

- ¿Ya, estás mejor? El mensaje sí tiene que ver con tu chico de ojos azules, pero no es nada malo. Creo que lo que te voy a decir te va a gustar. Pero… te va a costar.

- Al que le va a costar la cabeza es a ti si no acabas de decir que hay en ese mensaje. -Hoseok llevó su mano a su cuello y tragó fuerte. Aun así, quiso probar suerte a ver si podía convencer a su amigo. 

- Aishh!!! Pero que agresivo. Te lo voy a decir porque quiero mantener mi hermoso cuello. ¿Qué me darás a cambio por la información? – le preguntaba Hoseok con una sonrisa y elevando sus cejas ágilmente.

- Sabes que estas jugando con mi paciencia, verdad. A ver y dime que quieres, pero ya. – decía mientras tronaba sus dedos ajorando su pedido. 

El Emperador y mi Príncipe "©"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora