Capítulo 4. " Seguimos en contacto".

131 13 26
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Narra Jessica

La vida es una montaña rusa donde no te debe dar miedo las alturas porque ahí es donde exactamente estás bien. Si caes aunque te tranquilizas por segundos, estas perdido.

Y yo estaba perdida en el abismo de seguir con mi vida o luchar por un amor muerto y nunca jamás dicho tan literalmente.

Me meto en la ducha, y limpió mi piel de una sangre no existente. Me siento ardiendo y puesta de rodillas, rendida al dolor, mientras el agua cae, las lágrimas vuelven a caer, me pongo a cuatro desnuda, simulando a una tigresa hambrienta de hambre. Quería venganza derramar el liquido rojo que emanaba del cuello de cualquier hombre cruel que le quito la vida. Y lleno a una mujer pura de rojo, el agua no limpia el recuerdo de esa escena sangrienta.

Me incorporo, cierro el grifo, me seco con la toalla y me pongo un albornoz pijama y me echo en la cama.

En la mesilla posa el número de aquel chico misterioso, dudo unos segundos en si cogerlo o no. Pero accedo a averiguar quién es.

Quizás podrá ayudarme en un futuro. Por algo debería empezar. Aunque sea solo para unos cuantos polvos y desatar la rabia acumulada.

Abro el WhatsApp y le escribo:

Hola, chico misterioso. Soy la chica "inocente" que salvaste esta tarde de la muerte. Me gustaría saber que te llama, asique podríamos quedar mañana ¿Qué te parece?. Si no estas muy ocupado.

A los pocos segundos suena mi móvil y con un pequeño sobresalto lo miro:

Hola chica "inocente", me parece bien, mañana a las 22:00 te recojo en el mismo sitio que te deje ayer, en tú apartamento me imagino. Te daré razones para vivir. Tendremos toda la noche para nosotros solos. Y te responderé a tú intrigada pregunta. Hasta mañana.

Estaba cayendo en la red, me querían justo ahí. El cazador fue cazado por la presa. Habia caído en un juego lleno de fuego y pasión, y me pregunto de verdad soy tan inocente. No, un tigre puede ser herido por el león y después de recuperarse pillarle por sorpresa, clavarle el diente y el rey de la sabana caiga rendido a tus pies.

                            ❁ ❁ ❁ ❁

Eran las 22:00 de la noche del día siguiente. El frío de la noche ya me llenaba, pero me encantaba la leve sensación del viento chocando y congelando mi piel.

—Señorita pase —abre la puerta de la limusina.

Dentro me encuentro a un musculoso y bien peinado domador de tigres, mejor dicho a ese chico misterioso.

—Hola pequeña, ayer no me dio tiempo a presentarme adecuadamente, para empezar a responder a tus misterios y preguntas, te diré mi nombre, mientas llegamos. Me llamo Jacob Moore —dice con una amplia sonrisa.

—Yo Jessica o Jess Müller como quieras llamarme, encantada —le alargo la mano.

Pensaba que la iba a agarrar como saludo, pero tira de mí haciendo que esté a escasos milímetros mis labios de sus labios, tumbada encima de este.

Con un ligero y suave movimiento antes de reprochar nada, me coloca a su lado.

—Como te iba diciendo, a mí me llaman cosas como la lealtad, el autocontrol, el tacto de la piel con mi piel, principalmente eso es lo que más me llamó de ti, la atención. Me encantan que se entreguen a mí. Que jueguen, que sean rudas y fieras, para domarlas. Y tú Jess eres perfecta para eso —dice serio.

Lo dice como si me conociera de toda la  vida.

—Bonita manera de tirarme ficha.

—No te voy a mentir, tu culo apoyado contra el metal era una buena vista, pare a ver que hacias ahi sentada—dice tocando suvemente mi rodilla.

—Eres un cerdo ¿Lo sabías?

—Te recuerdo, que si no fuera por mí te hubieras tirado al agua—afirmó subiendo las ceja.

—¿Se puede saber que quieres de mí?, parece que todo el rato pides algo a cambio—me puse en tensión cuando aparto su cálida mano de mi piel.

—Busco a una mujer que sea portada conmigo. Una mujer con la que el día de mañana conquistar el mundo. Se que necesitas a alguien que te ayude y cure tus heridas, y yo una mujer que me haga sentir vivo—explico quedándome sorprendida.

—¿Nada de sexo?, estaba segura que usted intentaba seducirme—dije mirándole por una vez a los ojos y desarmado su hombría.

—Eso ya lo veremos, pequeña, de momento dejate llevar por esta hermosa velada—dice en mi oído, con un susurro suave.

La limusina se detiene, para lo que me parece a mí, bruscamente.

Jacob saca una cinta y me tapa los ojos luego me ata las manos.

—Shhh, tranquila—susurró al ver que temblaba de los nervios e hizo que una corriente eléctrica me corriera por todo el cuerpo.

El lobo feroz se comió a su presa.

El lobo feroz se comió a su presa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasión llena de venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora