Capítulo 36. "Muerte"

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Narra Oliver.

La muerte llega muchas veces sin esperarlo, pero otras veces la buscas hasta que te lo topas y te arrebata la vida.

Quería vivir, pero sabia que estaba jugando con un arma que al mínimo paso en falso en segundo me encontraría desangrado.
Sabía muy bien el riesgo que corría al aceptar el cambio de banda. Solo me tocaba buscar pruebas para destruir a Charles en caso de que quisiera matarme.

Pero me salió el tiro por la culata. Aunque sabía que Jessica esa chica que en el fondo ame se las ingeniera para desvelar la razón de mí muerte.
 
Hacia días que robe los diamantes, que no me sirvan de mucho, también robe una gran cantidad de cocaína. Era la única forma que se me ocurrió para desviar el tema a lo que realmente importaba, entre en la empresa, y engañe muy fácilmente al hijo de Charles, un tal Jacob. Por lo que pude apreciar no se consideraban así, cada uno vivía su vida pero solo trabajaban juntos.

Entre en la base de datos con hacker profesionales, hasta conseguir todo lo que quería. Tenia datos que si los mandaba a la grandes cadenas y a fuertes especiales del FBI podrían con él. La policía local no haría nada los tenia comprados.

Descubrí que Charles, crio a un hijo asesino. Y a él si que le tenia miedo. Sabía perfectamente como alguien podría proteger a la familia aunque no se llevarán precisamente bien.

Salí, de allí sin más problemas y me fui a la nave donde me esperaba un compañero de la otra banda. Le di la coca y los diamantes. Para que los hiciera desaparecer sin marcas, para que Charles jamás lo descubriera.
Esa noche no salí, me quede con mi esposa. Sabía que todo podría salir mal. Y me quedaba muy poco para disfrutar de ella. Lo que no sabía es que esa iba a ser la última noche.

Jessica llevaba un vestido rojo largo, con unos tacones de aguja negros. Yo llevaba un traje negro elegante. Esa noche la iba a llevar a un restaurante carísimo y un hotel de cinco estrellas. Era material lo sabía pero necesitaba disfrutar de nuevo con ella, ahora que llegaba a todo lo que quería. Solo teníamos unas pocas horas. Ella trabajaba a la mañana siguiente.
La sujete de la mano y la lleve hasta nuestro coche, conduje lo suficiente para empezar a notar los brazos cansados.

Cenamos tranquilamente, para luego subir a la habitación ya reservada. La hice el amor como nunca. Se estremeció en mis brazos por lo menos seis veces a causa del orgasmo. Me necesitaba así, era obvio. Ella al ver nuestros nuevos lujos vio que toda mi distancia fue para que viviéramos mejor. Pero la engañe más de lo que quise admitir.

Cuando estuvimos satisfechos regresamos a nuestro piso, y allí dormimos tranquilos, una sensación que hacia mucho tiempo que no disfrutábamos.

Me levante sin ella a mi lado como esperaba. Me puse en marcha a destruir en el fuego de nuestra chimenea todos los documentos, pero no antes de hacer fotos y pasárselo al Jefe, que descubrí que era el padre de Jessica. En el momento indicado el mandaría las fotos si algo le pasaba a Jessica o a mí. Destruí el móvil en pedazos y lo tire revuelto en la basura. Menos la base de datos que la guarde en una de las chaquetas.

Me metí en el baño y encendí el agua, estaba libre, e iba a recibir mucho dinero. Un golpe en la cabeza por la espalda me hizo perder el equilibrio. Caí al suelo inmovilizado. Y allí vi a la muerte.

Iba vestido totalmente de negro. Su pelo negro bien peinado, y sus ojos se tornaron tirando a negro. Las venas se le hincharon.

—Atarle y llevarle a la silla —ordenó seriamente.

No tenia escapatoria, eran tres hombres contra uno indefenso.

—Voy a hacerte sufrir, hasta arrancarte el corazón —dijo con una sonrisa satánica.

—No me hagas esto, te ayudare a destruirlo —dije en el único intento de supervivencia.

—No te confundas, esto no lo hago por mí, lo hago por ella—se río más profundo.

—Se lo que haces a las mujeres, puto sádico —le escupí.

—Oliver, voy a hacer que Jessica ame, va a ser mía y te va a olvidar. Y me la voy a follar mejor que tú, en toda tu vida.

—Ella jamás se entregará a ti, no te atrevas a tocarla—grite de la rabia.

—Claro que lo haré, y ahora me encargaré de ser tu ángel de la muerte —río más fuerte.

Me dolía, claro que lo hacía, no quería ni pensar que él la fuera a tocar. Pero era demasiado tarde me quedaban pocos minutos de vida.

Jacob mando a que me golpearan, la sangre lleno todo el cuarto de baño. Estaba cansando y el daño psicológico hacia que me ardiera el pecho y él lo sabía. La bañera estaba lo sufientemente llena. Jacob corto el agua y hizo que sus hombres me metieran en ella. Estaba congelada pero aparte de eso mientras me ahogaban sentía aun más dolor en el corazón, deseaba morir, no quería seguir imaginando como Jacob se follaba a Jessica y ella tuviera orgasmos con él, y que fuera más feliz.

—Quiero morir —suplique en alto.

—Basta, dejarnos solos —grito.

Me volvieron a atar a la silla. Jacob se quito la chaqueta y camisa quedando enfrente musculado.

—Esto es lo que va a disfrutar a partir de ahora ¿Duele verdad? —dijo aun más serio y profundo —. Nadie va a descubrir quien te mato. Todas las pruebas van a ser eliminadas, Jessica aparecerá en una hora, su alma fuerte y destrozada ira a la policía pero no encontraran nada. Su dolor la va a llevar hasta a mí y de ahí te juro que será feliz.

Empezó a disparar, haciendo que sangrara, haciendo más fuerte la agonía hasta que dio en el corazón. Y la muerte llegó a mí.

La tortura fue más mental que física que desee mi muerte todo el rato hasta que llego. Lo desee porque sabía que no tenia escapatoria y la desee porque sí el jefe descubría que estaba con Jacob feliz jamás hablaría para no desatar una guerra de Charles contra Jessica en busca de los documentos,  sabiendo que si estos saldrían a la luz que le llevarían al jaque mate. O mejor dicho a la muerte.
 

 

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