Capitulo Extra 2

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El cielo es azul, azul como el mar que es el espejo del alma.
Cuando miras la inmensidad de éste dentro del agua, parece que nunca se va a acabar que seremos eternos. Que el planeta en vez de verlo como lo conocemos pensemos que es el universo entero.

Pero nada es para siempre. La sangre sale, y yo solo escucho disparos, se que la vida se me va y con ello la de mi hijo.

Es tarde, todo lo que hemos luchado se ha apagado en una décima de segundo.

Viajo a mis buenos momentos, a los malos y me dejó ir por la inmensidad de la luz, hasta subir a lo más alto de las nubes.

Ruego porque Jacob, pueda sobrevivir, mientras espero a las puertas de la ciudad blanca.

Todavía noto como late el corazón de mi bebé, pero el mío ya carece de pulso.

Las puertas se abren dejándome mirar un último momento hacia lo que llamamos vida, ya no hay esperanza acabo de morir de todo.

Jacob es lo único que puedo pensar, me hubiera gustado ser felices para siempre.

Voy entrando lentamente, no quiero encontrarme con Oliver, merecía ir al infierno.

—Pequeña —miro hacia atrás y ahí está el hombre de mi vida.

No puede ser, merecía ser feliz aún que fuera sin mí.

—Dime, que no estás muerto—afirmó mas que pregunto siendo evidente.

—No podría vivir sin ti allí abajo, asique no te lamentes—dice limpiandome las lágrimas.

—Lo se, pero tú eras aún joven podrías vivir  mucho más, haber conocido una nueva mujer—agaché la mirada al saber que podría a ver sido posible.

—Nunca va a ver nadie más que tú en mi vida ¿Entiendes?—dice acercándose a mis labios.

—Que irónico ¿no?, ya no tenemos vida—digo con un sollozo.

—Venga Jess, al menos vamos a pasar la eternidad juntos.

Las puertas se cierran y nuestro tiempo en el mundo de los vivos acabó, un maravilloso ángel con alas enormes nos gia en silencio por las grandes galerías.

Hasta llegar a una sala. Juntos atravesamos las puertas. Y estas se cierran, dejando fuera al guardián.

Hay dos camas echas con nubes, todo está blanco y puro, hay un ventanal que da junto al océano.

—Creo que este es nuestro trocito de para siempre —me agarra de la muñeca y me tira a su lado en esa cama improvisada.

Mi cuerpo no pesa soy una pluma, ya no cargo con consciencias. Y solo pienso disfrutar de Jacob.

El va quitando poco a poco mi ropa. Y lentamente me besa el cuello.

Baja sus manos lentamente a mis pechos y los apretuja entre ellas.

—Eres todo lo que deseo—me dice y yo me caigo muerta.

Estoy en el limbo, el placer que me ofrece con sus besos sus caricias son electricidad pura.

Noto la tensión en las piernas, leve, más leve que nunca, pero lo suficiente para sentirme viva.

En una décima de segundo me pregunto si entregarse al pecado de la carne nos va a mandar directos al infierno. Pero es muy tarde para parar.

Estamos desnudos, con vistas al mar, Jacob cubre todo mi cuerpo con su calor corporal.

Besa mi tripa, y se que también a nuestro chiquitin se le está agotando el tiempo.

—Te amo—me susurra.

—Te amo—digo tirándole del pelo.

Me penetra lentamente, sale lentamente, rozando muy despacio mi pared vaginal, haciendo que le desee aún más, necesito que vaya veloz.

Pero no, el se recrea en mí, se toma su tiempo aunque sabe que es una linda tortura. Me mira a los ojos, me besa.

Empezamos a brillar, es el amor, es la pureza de nuestras almas entregándose a algo tan fuerte y real como es ese sentimiento.

Empuja más fuerte, me llena por completo, muerde mis pechos. Hace que toda mi vagina se abra más y más para él.

Gimo, gime, la tripita se mueve feliz.

Es excitante, es único, es una pasión atroz. El clímax nos atrapa y estallamos en un brillo cegador convirtiéndonos en un alma. Siendo uno para siempre.

La luz nos ciega, pasan minutos que parecen eternos.

Hasta que, me veo en una sala, ángeles cuidan mi estado.

—Empuja—dicen.

Yo lo hago, no se lo que ocurre, solo se que Jacob me anima. Y en un empujón más.

Mi bebé está conmigo, un parto sin sangre solo sudor.

Como un transportador, nos llevan cuando el corretea feliz. Me he vuelto a quedar embarazada. No sabía que esto fuera posible.

Jacob y yo hacemos el amor todas las noches, nos iluminamos.

Cada día que pasa nos olvidamos más de la sangre el rencor.

Amelia, es feliz la cuidamos desde arriba. Mi mejor amiga esta embarazada si ella supiera que yo también.

Jacob me mira, mi da un cachete y luego me acerca hacia él.

—Tú y yo juntos—dice aproximándose a mis labios.

—Para siempre—me lanzó a su boca.

El beso nos vuelve a iluminar hasta convertirnos en ángeles. Y volamos lejos hasta la eternidad.

Nota de la autora:

Ya se acabó del todo. No voy a subir más de este libro. Ningún extra más.

Tenía pendiente, describiros que paso con estos dos después de la muerte porque no me gustaba quedaros así de mal. Pero ya está.

Ha llegado a su fin del todo.

No voy a subir la vida de Amelia en otro libro ni nada por el estilo.

Es autoconclusivo. Puede que corrija y haga una nueva versión, pero hemos llegado hasta aquí.

Muchas gracias por todo de verdad ❤️‍🔥. Nos vemos en mis novelas.

Pasión llena de venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora