Capítulo 40. "Guerra".

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Narra Jessica.

E

n la guerra todo vale, la lucha constante por ganar, tienes que tener la mente fría y no tener miedo a salir y recibir un disparo que pude poner fin a tu vida, con el echo de salvar lo que realmente importa.

El cuerpo de Jacob me cubría, desde lo alto había hombres con ametralladoras, Martha también disparaba hacia nosotros.

Nuestros hombres no tardaron en llegar y hacernos guardia, dándonos unos segundos para reincorporarnos y pensar un nuevo plan.

Jacob cogió su arma y disparo en dirección a su hermana. Era un acto suicida pero era lo que teníamos que hacer.
 
El caos estaba desatado el sonido de los disparos era cada vez más fuerte. Corrí a esconderme entre las cajas y materiales que había en esa estancia. Amelia tuvo que descifrar mis pasos y me acompaño.

—Jessica, yo te cubro pero tu también dispara o moriremos todos —dijo sentándose a mi lado.

—Eso lo que iba a hacer —grite.

Y allí desde ese punto de vista me puse a disparar a los hombres que estaban en la galería de arriba. Martha y Jacob se disparaban mutuamente en busca del poder, del control. Esquivando balas y sobreviviendo. Por otra parte Harry arrastro la silla con Charles a un lado para protegerle y vigilarle.

Nuestros hombres, derribaron a los hombres de las ametralladoras, dando un respiro a tanto ruido.

Hombres caían al suelo, pero ahora tocaba lo difícil entrar en la acción. Los hombres bajaron por las cuerdas al suelo y se volvió a desatar la guerra.
Uno me agarró por detrás pero Amelia le dio un balazo en la cara. Mientras yo me recomponía y mataba a otro.
Pronto los hombres de Charles cayeron muertos, aunque faltaban algunos en las sombras.
 
De repente vi como Jacob y Martha sangraban. Jacob de una patada derribo el arma de su hermana y esta lo hizo también con su hermana. Por otro lado vi como Charles se desato y arrebatada el arma a Harry.
 
Corrí como un rayo, y me presente justo detrás de el en el instante que iba a disparar a mi padre.

–Estas muerto capullo —grite mientras disparaba en su nuca.

Luego le di otro balazo en la cabeza, cuando estaba cayendo al suelo.

—Ya esta Jessica, esta muerto —grito frenándome mi padre.

Era verdad, había asesinado al hijo de puta que me había echo pedazos.
Vi como Martha y Jacob cortaron su lucha, heridos de bala para mirar como su padre había muerto.

Martha grito de terror y corrió hacia mi con su arma, a Jacob no le dio tiempo a pararla.

—Maldita hija de puta —me disparo.

Caí al suelo, pero otra bala sonó y Martha cayó a mi lado.

—Jessica cariño, estarás bien mi amor —grito Jacob.

—Jacob, mi amor… —mi voz era débil.

Me había disparado en el estómago y era muy difícil que sobreviva a eso. Pero mientras me empezaba a desmayar por la perdida de sangre, la policía nacional lleno el almacén. Amelia corrió a uno de los policías y les hablo. Ella dio la alarma.

—Quédate conmigo, Jessica —dijo Jacob mientras presionaba mi herida y me subían a una camilla.

Me encontré en una camilla de hospital, Jacob estaba mirando el móvil. Me pareció monísimo. Ya no había restos de heridas y estaba bien arreglado.

—Jacob... —susurre.

—Mi amor —se lanzó a mis labios.

Nos besamos deteniendo el mundo, el tiempo, estábamos a salvo. O eso creo ya que un virus mortal nos acechaba.

—¿Qué ha pasado?, cuéntame —corto el beso.

—Han detenido la mayoría de camiones con la droga, también han recuperado todas las curas y están en investigación policial. Martha fue detenida, esta en un hospital en prisión. Al morir Charles todo a pasado a mi nombre y soy más millonario. Aunque eso no me importa. Pronto volveremos a nuestra casa.

—Al final ganamos —dije besándolo de nuevo.

—Ahora tranquila descansa —dice volviendo a su sillón.

A los largos días me dieron el alta, la bala no había perforado ningún órgano importante pero si había perdido mucha sangre. Llevaba una semana en el hospital y ya estaba recuperada. Solo me tenia que curar la herida.
 
Los días pasaron, de mudanza en nuestro apartamento y digo nuestro porque Jacob y yo éramos al final y al cabo marido y mujer.

También teníamos una mansión a las afueras, era de Charles pero ahora era nuestra. La casa donde había pasado los peores momentos de mi vida estaba llenos de policías investigando.

Amelia no quería regresar a España, asique Jacob le dio trabajo como jefa en la empresa, aunque el fuera el alto jefe. Viviría con nosotros a mi no me importo era mi mejor amiga.

También hable con Harry, mi padre quien me dio todo su apoyo y me dijo que dejaría la banda por mí,que seria un buen hombre.

A mi madre nunca la volví a hablar, me había abandonado y mentido.

Y refiriéndome a Oliver, ya era pasado.

Ahora entendí por fin que Oliver jamás se asemejo al verdadero amor, me confundi tanto. Pero hay estaba mi hombre, Jacob era el amor de mi vida.

Le miraba con deseo tocándome su suave piel desnuda, porque dormimos desnudos, y mas de una noche por hacer el amor.

—Pequeña, te quiero en nuestra cama, abierta de piernas—susurró en mi oído.

Llegue y me puse de rodillas. Él llegó por detrás haciendo estremecer todo mi cuerpo.

Agarro mis manos y las esposo en mi espalda, luego me puso de pie y me giro para estar frente a frente. Me beso con pasión y saboreándome.

Me tumbo en el colchón a cuatro pero sin apoyo con mis brazos. Y me follo hasta hacerme correr, después con unas cuantas embestidas más llego él.

Me desato, cai rendida, Jacob se echo a mi lado indicándome que ese no era el final. Y mi cuerpo aún deseaba más.

El estaba echado y yo me monte en el cayendo en su polla, la sensación de tenerle dentro me volvía loca. Me empecé a mover lento y rápido.
Saboreando cada embestida también por parte de él. Le mire a los ojos y le bese. Le deseaba más que a nada. Asique aumentamos el ritmo los dos. El sin perder el ritmo coloco uno de sus juguetes en la punta de mi clítoris Hasta que llegamos al éxtasis juntos. Fue una explosión única. Fue todo amor, fue pasión, deseo y vida.

Era el amor de mi vida en definitiva.
Habíamos ganado la guerra y eso era lo más importante, había echo venganza y había ganado la pasión que sentí por ese hombre tan misterioso que ahora era mi marido.


Habíamos ganado la guerra y eso era lo más importante, había echo venganza y había ganado la pasión que sentí por ese hombre tan misterioso que ahora era mi marido

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