Capitulo 21. "Un paso hacía delante"

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Narra Jacob

En la vida es jugar o morir, la vida es cruel. Cuando no puedes frenar algo que va a ocurrir y luego pasa ante tus ojos te obligas a olvidar, creo que en el fondo lo supe. Supe que mi padre la mataría. Si no se hubiera enamorado y dejar sentir el orgasmo alomejor estaría viva. Pero mi padre nunca la quiso y acabaría haciendo presencia de ese acto sí o sí.

Dar un paso hacia adelante y caer del acantilado, ya no puedes retroceder, ya caes al agua e intentas nadar pero te hundes más. Así me sentía yo

Tengo miedo a enamorarme, solo sé follar. Jessica es una tigresa que te atrapa hasta cuando me la tengo en mi cama.

Nos explican que un hombre es el que tiene que sentir placer y nos hacen olvidar el placer que pueden sentir las mujeres.

Pero con Jessica es diferente, me encanta cómo se corre, cómo actúa ante mí, cómo me pide con los ojos que la haga llegar al orgasmo. Es una diosa, una tigresa.

Me levanto sin muchos ánimos después de tener pesadillas con mi padre toda la noche, no he pegado ojo.
Me acerco a la habitación de Jess, entro y la encuentro poniéndose unas medias finas negras.

—¡Se toca a la puerta! —exclama.

Cuantas veces nos habrá dicho eso y nosotros hacemos lo mismo.

—Perdón, sólo quería darte los buenos días y decirte que hoy voy a la oficina y no saldré hasta nuestra reunión.

—¿Qué reunión? —pregunta sorprendida.

—Una sobre nuestra relación —digo firme y serio.

—Oh bueno, es que tú y yo solo tenemos sexo y somos trabajadora y jefazo.

—Lo que tú digas pequeña, pero te quiero a las 20:00 en mi habitación—reí por sus ocurrencias.

—¿Te estás enamorado de mí? —dice con una sonrisa burlesca.

La agarro del cuello y la empujo contra la pared, está en ese conjunto negro, sujetador, tanga de encaje, y medias. Está muy follable ahora mismo pero no tengo tiempo. Es mi turno de hacerla sufrir, meto la mano en sus húmedos labios vaginales. Y la pellizco el clítoris fuertemente. Pega un grito pero no me deja de mirar.

—Yo no me enamoro, pequeña—vuelvo a pellizcarla con más intensidad—y te provocó tanto que estás mojada siempre para mí —pellizco una última vez haciendo que tenga su orgasmo en mis dedos.

—Sí, claro lo que tu digas—ríe, es malvada—y yo te vuelvo loco— me da un casto beso.

Me aparto de ella. Tiene razón, me vuelve loco y ella solo me está utilizando para vengar a su queridísimo marido que tuvo la poca decencia de ponerla los cuernos. Aún así me sale ayudarla porque ella está conmigo a mi lado y es un buen precio a pagar por ella.

Pasión llena de venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora