Capítulo 18. "Estancada".

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Narra Jessica

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Narra Jessica.

L

a vida hacía días que se estaba deteniendo, pero las horas seguían corriendo.
Estar parado, estancado sin avanzar es la peor de las sensaciones, porque mientras vives solo piensas que pierdes el tiempo de una vida que es efímera.

Pero aún no sabía nada de la verdad. Estaba estancada en una difícil caza de monstruos para dispararles y matarles hasta que corriera la misma suerte que Oliver.

No le quería perdonar que hubiera sido infiel, qué más cosas me estaría ocultando antes de dar el último suspiro en nuestro baño.

Jacob y yo seguíamos con cosas de la empresa y trabajo que me hacía olvidar de toda mi antigua vida. Los traumas hacen que cambies y que no seas la misma persona.

No sabía por dónde seguir buscando, estaba tan pérdida. No había ni una sola pista. Se me cruzo por la cabeza dejar toda la investigación, si la policía no había encontrado nada, menos yo, que carecía de experiencia. Podría acostumbrarme a mi nueva vida con Jacob. Enamorarle con mis encantos, sacarle dinero para algún capricho y vivir bien.

No era una persona caprichosa pero de vez en cuando esta bien vivircon un poco de lujos.

Aún no sabía cómo podría afrontar querer a Jacob, esa pasión que ya rugia fuerte en mi vientre, sin sentir que estaba siendo infiel a Oliver, y no poder llevar a cabo la venganza.

Si me iba de la vida de Jacob no tendría nada, ni una míserable persona a mi lado, pero a pesar de eso y en tan poco tiempo, no podía ni quería alejarme

Pero si al final abandonaba la investigación me sentiría toda la vida culpable, Oliver ya me perseguía suficiente para que estuviera toda la vida detrás de mí.
 
Un musculado sujeto aparece en la puerta acercándose a mí. Sabía que se trataba de Jacob. No sabía qué quería. Después de aquel beso no habíamos vuelto a hablar, ni siquiera vernos.

Me pasé las horas de los días restantes desde ese momento encerrada en mi cuarto. Leyendo algún libro o trabajando en algunas cosas pendientes. La asistenta me traía la comida y no salía de allí. Tampoco me quería topar con mi “amigo", y molestarle en sus que haceres.
 
—Pequeña, ¿qué te pasa para no querer salir? —dice serio pero sexual.
 
—Nada, mucho trabajo. —digo sin querer entablar conversación.
 
—Jess, necesitas despejarte. —dice con obligación.

—Lo que necesito es saber de una puta vez quien es el asesino de Oliver —digo volviéndome a las páginas del libro.
 
—Ya he mandado hace tiempo a mis detectives privados pero lo único que han descubierto es que rechazó un proyecto. —dice acercándose a ella.
 
—¡Oh vaya!, no puede ser que lo haya rechazado, necesitábamos dinero para poder aspirar a algo más lujoso. —digo apenada.

—Tranquila, Jess ahora vives como una reina. Ahora estás mejor y con dinero.

—El dinero no da la felicidad, tú mismo lo dijiste, me quitaron el amor, y el amor es felicidad, no el dinero —le interrumpo—. Me han quitado a la persona que más quería y me engañó hasta su muerte. —mis lágrimas cayeron.
 
No me esperaba eso, pero Jacob me secó las lágrimas y me abrazó. Luego se detuvo a mirar mis ojos y con el dorso de la mano secó mis lágrimas.

—No te quiero ver llorar, y menos por un cabrón que ya ha muerto. Ahora eres mía y no quiero que pienses en él y te siga haciendo daño. —dice con algo de dulzura.
 
Seguidamente de esas palabras, mis lágrimas cayeron más fuertes, y entonces otra vez detuvo mi llanto, esta vez me besó, la pasión se fue apropiando de nosotros y antes de un abrir y cerrar de ojos estaba subida en sus brazos, sin parar de besarnos él caminaba por el pasillo. Deducía a dónde me iba a llevar. Me llevaba a su habitación, que era mas ampliay tenia una cama enorme. Abrió con la llaves que sacó del bolsillo. Y sin más dilación mi cuerpo es extendido en las sábanas.
 
—Desnúdate —ordena.

Mi ropa cayó al suelo en segundos. Necesitaba los orgasmos tan intensos que él me proporcionaba, los pocos que he tenido con él.  Necesitaba su calor. Llevaba esperando este momento desde el beso de la otra noche. Sabía que esta vez algo había cambiado.

Él se había desabrochado la camisa blanca, se le veía su musculado abdomen pero seguía teniendo esos pantalones caros del esmoquin.

Seguidamente se acercó, con besos, hizo que me tumbara completamente en el colchón. Y me esposó pies y manos.

Miraba con delicadeza mi cuerpo, sabía que me deseaba. Sentia por mí, un tremendo deseo y eso hacía que me calentará. Sin detenerse ni un segundo se movió hasta quedar en frente mía. Se tumbo lo que pudo de su cuerpo, agarro mis piernas con firmeza, haciendo que se abrieran, entonces sin previo aviso, él clavó su cabeza en mi intimidad.Así hasta que estuvo apunto de hacerme correr. Y paró porque no quería que lo tuviera así. Dejo unos minutos de descanso a mi cuerpo. Seguidamente introdujo sus dedos en mí. Su mirada me dijo que no me dejaba correrme. Estaba a punto antes y mi cuerpo quería llegar, lo deseaba, si él ayudaba a mi cuerpo no sabía cuánto más podría aguantar.

Se retiro y se desnudó. Luego me penetró. Las embestidas iban más y más. Tenía preparado una especie de vibrador muy pequeño en la mesilla. Lo alcanzó sin mirarlo y me lo colocó en el clítoris. La explosión fue máxima. Avanzaba las embestidas y cuanto más duro más vibraba. Intententaba controlarme, quería que ese momento fuera eterno.

—Córrete pequeña, sé que lo deseas —dice agitado.

Y lo hice, no faltaron palabras. Llegué, llegué y sin esperarlo grité.
 
—¡Oh Jacob! —jadee.

Noté cómo Jacob ante mi grito también llegó. Me dio un vaso con agua y las píldoras. Me tapó con un albornoz, para que no cogiera frío. Después me besó intensamente. Y con los mismos pasos me llevó a mi habitación.

—Me encanta follar contigo pequeña —susurró en mi oído ya cerca de la puerta.
 
Al llegar me metió en la cama, me dio un beso en la frente. Y me miró.

—Descansa pequeña. —dijo saliendo de la habitación.
 
Se fue y me dejó con las piernas temblando. Estancada estaba por que no seguía un rumbo fijo pero al menos sabía que él rechazó un proyecto en la empresa. Alomejor lo rechazó porque tenía alguno más importante. No le dí importancia.
 
Estar estancada hace que tu vida se pare aunque el tiempo siga corriendo, y hay que disfrutar de la vida. De cada segundo, de cada cosa que nos ofrece.

 De cada segundo, de cada cosa que nos ofrece

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