Narra Jacob.
Mi padre había jugado bien sus cartas y ese cabron la iba a torturar. Sabia que Jessica era una mujer fuerte y no se iba a rendir. Iba a luchar con todas sus ganas hasta que pudiera salvarla.
“Jessica ¿por qué me desobedeces?” Me preguntaba a mí mismo. “Te dije que no salieras y tu tan cabezona haces todo lo contrario “, sigo con la tortura mental.
Nunca había llorado por ninguna chica, pero allí estaba haciéndolo por la única que consiguió que mi vida tuviera sentido. Que no fuera todo sangre y un trabajo camuflado que me permita ser el chico más codiciado y más deseado de la ciudad.
La rabia me consumía, como pude dejar que se la llevarán frente a mis ojos, y no haberla protegido. Me consumía la rabia de verla gritarme desde el coche. Mi padre quería guerra. Jessica jamás sabría donde se encontraba la información. La estuve buscando yo todo el tiempo y nada encontré. Claro que yo la utilizaría para acabar de destruir su organización planeada como el destruyo mi vida.
Las horas pasaban y Amelia y nuestros hombres no venían, habían ido a comprar la casa de mi padre. Estaba seguro que la tendría cautiva donde a mi me encerró. Esos pasadizos eran un laberinto, no cuestionaba la inteligencia de ella, pero no tenía la suficiente fuerza y práctica para derrumbar la doble seguridad que habría puesto mi querido papá.
Empecé a disparar descontroladamente a la diana, acertando siempre en el blanco. Era muchos años de experiencia. No tenia miedo a matar al hombre que me destruyó. Una vez le dañe, para salir vivo si no jamás habría conseguido salir, necesitaba tiempo y todo ese tiempo había avanzado pero por la testarudez de mi novia habíamos retrocedido de nuevo. Sonreí exteriormente a decir novia, era mi mujer, pero ella se caso medio obligada, eso nos convertía ahora en novios o eso creía, aunque ya era mía para siempre.
Sonreí al recordar como mate a Oliver, volví a disparar acertadamente, la satisfacción y la adrenalina de pensar en que acabaría pronto con todo seco mis lágrimas y me lleno de esperanzas.
—Jacob… —dijo Amelia con una actitud preocupada.
Las malas noticias llegaban, esa actitud no me gustaba.
—Dime —dije rompiendo los segundos de silencio.
—Los dos solos no podremos, hay francotiradores por cada rincón en el exterior no podremos entrar sin hacer una mera masacre. Y yo no estaría segura de que saldríamos victoriosos —dijo aguantando las lágrimas —. Hemos perdido.—Amelia, nunca des nada por perdido, somos los mejores. Solo necesitamos un buen plan —dije abrazándola sabiendo que su dolor era en parte por verme a las puertas de caer al suelo y no levantarme jamás.
—Lo único que se me ocurre es buscar a más hombre, buscar la información y llevarla a la prensa, así también tendríamos en jaque a tu padre y liberaría a Jess —dijo con un tono de esperanza.
—Es una buena idea, pero mi padre ya no necesitaría a Jessica y la mataría para hacerme sufrir. Y aunque encontremos esa información no podríamos sacarla a la luz, la empresa quedaría en ruinas y todo mi dinero y pertenencias quedarían embargadas. Hay que encontrarlo, esta claro pero para destruirlo o hacer un intercambio —dije calculando como trazar un buen plan.
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Pasión llena de venganza
Ficção AdolescenteDicen que del amor al odio hay un paso, pero también del odio al amor. Jessica se ve envuelta y esos dos sentimientos, más una tristeza que la inunda el alma. Creía que confiaba en ella y todo se desmorono, se destrozo. ¿Conseguirá saber quién ase...