Capítulo 5."Siempre mía."

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Narra Jessica

Vacío, es lo que se supone que se siente cuando otras manos te tocan sin ser esa persona que amas o creías que lo hacías.

Yo ahí supe que me equivoque, me engañe, o quizás es el dolor que nubla mi razón, o se que él jamás volverá.

Subimos a un apartamento. Enorme y de altos lujos.

—Ven acompáñame —dice agarrando mi mano.

Subimos, después de cruzar un gran pasillo antes de dar con la última puerta a mano izquierda. Me coloca la venda de terciopelo en los ojos.

Este hombre sabía lo que se tenía entre manos.

—Bienvenida a mi habitación— dice cuando después de unos segundos me retira la tela de los ojos.

Estoy dándole la espalda, me da la vuelta y nos quedamos frente a frente mirándonos.

—Eres una delicia de mujer—toca mí pelo y lo huele.

Me parece raro que haga ese gesto, ni si quiera Oliver lo hizo en todo nuestro tiempo de relación.

Me observa, como si estuviera dando su aprobación.

—¿Quieres que te folle salvajemente?—dijo en un susurro excitante y pervertido.

—Pensaba que nunca me lo pedirías, soló sexo nada más —advierto, necesito relajarme y disfrutar.

Me agarra con unas esposas los brazos y los pies, cuando estoy desnuda y tendida en su cama.

Sin perder más tiempo besa mi cuerpo y clava su cara en mi entre pierna. Con un ligero movimiento clava sus dedos dentro de mí, me hace llegar al orgasmo. Cuando pienso que con eso me ha dado por satisfecha, se desnuda él completamente,  liberando su erección.

—¿Estás segura de querer follar con un desconocido, pequeña?—se coloca lo más próximo a mi intimidad.

—Sí, sí, hazme tuya—gimoteo por toda la pasión y morbo que siento.

—No voy a ser gentil pequeña, voy a hacer que desees que no pare y te vas a correr como nunca has imaginado—besa mis labios y acaba con ligero mordisco.

Con un movimiento violento entra en mí y me penetra hasta él llegar a su orgasmo. Corriéndose dentro. Luego me desata, hace que me quede a cuatro patas y me da azotes en la nalga, no dolorosos, pierdo la cuenta de cuantas veces he llegado al clímax.

—Vístete y ve a la habitación de en frente allí podrás darte una ducha, tienes un vestuario, un pijama, no es conveniente que vuelvas a casa sola. También tienes en la mesilla una píldora anticonceptiva, tómatela, ya que no he utilizado perservativo. En cuanto estés lista si quieres ve a dormir, yo estaré trabajando desde mi cama.

—De acuerdo, pronto nos vemos —digo timida.

Me permito estar más tiempo debajo de la ducha, quitándome el olor a sexo. Por una vez no pienso en la sangre, ni en Oliver.

Después de colocarme el pijama, y intentar dormir, las pesadillas me despiertan.

—Pequeña tranquila, estoy contigo—Jacob esta a mi lado en la cama de invitados.

Empiezo a delirar y creo que no soy consciente de donde estoy, estoy febril y me arde la cara.

Jacob me pone toallas húmedas y consigue que me baje algo la temperatura.

—Para ser el primer polvo conmigo, si que te he traumado—ríe sin gracia cuando ya me encuentro mejor.

—No es tu culpa, es la mierda de vida—digo devolviéndole una sonrisa torcida.

Cuando se cerciora que ya estoy mejor sale y me deja descansar.

                          ❁ ❁ ❁ ❁

Mi marido le asesinaron, soy desiñadora de moda, en baja por difunto, mis amigos hacen sus vidas lejos de aquí. Y acepto estar y follar con un completo desconocido para olvidarme de mi anterior vida.

No puedo dormir la horas siguientes, como siga así no podré ni levantarme cuando el chófer me lleve de vuelta a la realidad de mi hogar, dejando a Jacob atrás.

Voy a su cuarto, después de un buen rato hablando se me formula una pregunta en mi cabeza.

—Una pregunta más, ¿Por qué yo, porque has querido traerme a tu casa, sí tu tampoco me conoces?.

—Porqué tú eres lo que tanto buscaba y llegaste de la nada.

Su piel chocando con la mia hizo que durante esos segundos nunca hubiera existido Oliver. Quizás no era el amor de mi vida, pero necesitaba hacerle venganza.

 Quizás no era el amor de mi vida, pero necesitaba hacerle venganza

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Pasión llena de venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora