Capítulo 5

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Caminos separados

Darren.

Mis puños golpean sincronizadamente el saco de boxeo. Siento mis nudillos doler al no tener los guantes puestos, pero eso lo que menos importa en estos momentos. Solo quiero calmar de alguna forma la frustración que hay dentro de mí, frustración que salió a flote desde la llegada de cierta persona.

Maldita sea... 

¿Por qué mierda tuvo que regresar? 

Me detengo y elevo mi cabeza hacia atrás respirando agitadamente. Alcanzo una botella de agua que está encima de un pequeño banco de metal y me dispongo a beberla a la vez que mi mente vaga en lo que ha sido esta semana.

Siempre ha sido estimulante exterminar los objetivos mandados por Hayes. Sin embargo, en serio odio que me asignen con Caden Black. Es un latoso de mierda. Me gusta trabajar solo y tomarme mi tiempo. No como el pelirrojo que termina exasperándose antes de tiempo. 

Camino hacia a una de las bicicletas estáticas para coger la toalla que está encima y aventarla a mi hombro, salgo del gimnasio y dirijo los pies a mi habitación.

Entro cuarto de baño para darme una buena ducha. Necesito serenarme y pensar bien las cosas, no puedo dejar que viejos recuerdos se apoderen de mi mente. No, no puedo dejar que ella entre a mis pensamientos. No lo permitiré. 

Enrollo una toalla blanca alrededor de mi cadera y salgo del cuarto de baños listo para largarme a cualquier parte que no sea aquí. El timbre de mi móvil detiene mis pasos y lo alcanzo, leyendo el siguiente mensaje: 

Número desconocido: ¿Puedes venir a mi residencia?... Por favor. 

Ruedo los ojos. 

Voy a matar a Nathaniel por haberle dado mi número, en serio. Ya me estoy cansando de ignorar sus mensajes, solo no la he bloqueado porque folla excelente, pero me crispa que necesite tanta atención.  

Doy un suspiro y me lo pienso, sé que esta chica está obsesionada conmigo desde hace años, y lo que menos quiero es tener a una loca sobre mi todo el tiempo, pero... la llegada de cierta rubia me tiene increíblemente inquieto, así que me conclusión llega a:

Necesito tener sexo, y del bueno. 

Camino hasta mi closet, saco unos pantalones seguidos de una camisa blanca, me visto y me coloco el calzado. Checo si tengo preservativos en mi cartera. Si tengo. Y antes de salir por la puerta agarro una chaqueta negra y las llaves de mi motocicleta. 

Estoy bajando las escaleras, cuando veo a Miranda salir por uno de los pasillos. 

—¿Vas a salir? —pregunta cuando llego al final de las escaleras.

Asiento con la cabeza y me enfoco en caminar a la salida dejándola atrás.

—Darren —me llama y la ignoro.

He estado evitándola toda esta semana. 

Se lo que piensa decirme y simplemente; no. 

—Hijo, te estoy hablando.

Doy un pesado suspiro y me detengo.

—Te escucho. 

—Mañana es el primer día de Alissa en Wingsford, me gustaría que dejas a un lado tu motocicleta y vallas con ella en coche —sugiere con una sonrisa en su rostro.

—¿Con qué propósito?

—Ayúdala a adaptarse. Alissa esta... algo... molesta. Ella nunca ha querido ir a Wingsford, lo sabes, a lo mejor contigo a su lado las cosas sean más amenas.

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