Capítulo 25

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Gaudeamus.

Alissa.

Observo mi lindo vestido lila de una manga a través del espejo mientras trato de sacar los ánimos para decirle la verdad a Thomas. De hoy no pasa. Tengo que decirle que me acosté con Darren. Dos veces. Se que todavía no íbamos enserio, oh bueno, al menos yo no pero es lo mejor.

Bajo al comedor viendo a mi madre supervisar que la mesa este impecable. No falta mucho para que lo invitados lleguen y no entiendo ¿Qué ganan con este convite? Siempre se han odiando entre ellos y siento que esto va resultar ser un fiasco.

Voy a la sala donde se encuentran Nicholas, Nathaniel y Caden hablando entre ellos y al maldito de Darren no lo veo por ningún lado afortunadamente.

—Que encantadora estás —me dice Nick al acercarme.

—Gracias. Tu también.

—Te queda mejor el Violeta, hechicera.

Ruedo los ojos ante las palabras de Caden. De niños siempre decía que era una bruja por el color de mis ojos. Nathaniel camina hacia una de las ventanas, creándome un nudo en el estómago, me acerco a el fijando mi vista en el bosque.

—El bosque encantado ¿Te acuerdas? De niños nos gustaba llamarle así, todavía me acuerdo del día que acampamos todos.

Lo miro de reojo encontrando nada, ni siquiera un gesto.

—Quiero estar solo.

Su voz sale seca haciéndome tragar pesado. Lo veo alejarse, joder lo de Nate es un asunto que debí resolver hace seis años, más como la cobarde que soy siempre termino huyendo. Necesito aclarar lo cosas con el, si, pero no esta noche.

Suspiro sin ganas.

Darren aparece por el umbral en un traje negro que me deja petrificada. Maldito venéreo. No tiene una complextura tan musculosa, pero se nota lo trabajado que esta su cuerpo, ugh ¿Por qué tiene que estar tan bueno? Devuelvo mi mirada a la ventana con los nervios a flote.

                                                                                  (....)

Los Wells son los primeros en llegar sacándome una sonrisa al ver a Thomas tan galante.

—Pero qué maravilla —la señora Wells nos recorre con la mirada—. Tus hijos tan divinos como siempre.

Logro reconocer la falsedad en sus palabras y el señor Wells observa con recelo la sala hasta topar con mi madre.

—No es para tanto después de todo son igual a su madre —una sonrisa afable aparece en el rostro del padre de Thomas

Mi madre le sonríe con cortesía mientras mis ojos se van en Thomas y el señor Wells viendo sus similitudes ¡Dios! Thomas es una copia exacta de su padre solo que más Joven. 

—No es bueno que una mujer tan hermosa como tú se encuentre sola ¿Dónde está Christian?

—Señor Black para ti —mi padre aparece detrás de mi madre tomándola de la cintura—. No llevas ni cinco minutos en mi hogar y ya estas sobre mi esposa, se nota que no cambias, Daniel.

—Bueno, los cambios nunca me han gustado —suelta con calma el señor Wells.

—Me gustaría hablar contigo en lugar privado preciosa —me susurra Thomas logrando que deje de escuchar la plática.

Bien, es mi oportunidad.

—Claro, solo déjame encargarme de algo.  

Tomo a Caden del brazo, apartándolo disimuladamente de los demás.

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