Capítulo 56

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Black Night

Darren.

Los artistas contratados para esta noche interpretan varias canciones famosas mientras me pierdo en el gentío al reparar las intenciones de Madelyn.

No la soporto.

Casi todo Blackwood se encuentra aquí, sin contar a los estudiantes de Wingsford y a los empleados de la empresa. Toda la mansión brilla con tanta decoración, ni hablar de los esmerados vestuarios y las caras sonrientes. Las sonrisas dirigidas a mi persona me amargan la existencia y me irritan en sobremanera.

—Darren Black.

Escucho detrás de mí y ruedo los ojos.

Me volteo visualizando a la castaña que viste de azul.

—Madelyn te está esperando en la cocina, quiere hablar contigo —avisa Charlotte James.

—Qué bueno —sonrió sin más—. Ya sé a dónde no ir.

Me muevo hacia el vestíbulo en un intento de alejarme de todo este gentío. Atrapo una de las copas que reparten los camareros y tomo el contenido de un trago. Mis ojos se quedan en las escaleras observando las luces que se entrelazan por los orificios.

Las personas que van entrando me distraen y tuerzo los ojos al visualizar al imbécil que cruza por el umbral principal.

—Black.

Viro los ojos, suspirando con sarcasmo.

—Wells —escupo.

Me repara por unos segundos y sonríe.

—Al parece tuve razón —suelta, acomodándose el saco.

Lo miro sin expresar nada.

—¿Qué quieres decir?

—Un día te dije que tu falta de cojones hará que Alissa se aleje de ti y es justo lo que está pasando, o si no, estaría a tu lado en este momento, siendo tu pareja.

—Ah, ya recuerdo —ahueco mi mejilla y le sonrió con cinismo—. El mismo día que te destroce la cara... y el brazo.

Me asesina con la mirada y cojo otra copa, viéndolo con burla.

La diversión se me arruina al ver a la persona que se acerca con esa sonrisita que detesto. 

Es peor que las de Caden.

Genial, me persiguen los imbéciles.

—Mi querido, émulo.

Me saluda Aaron metido en un traje de dos piezas que no demuestra nada más que elegancia. 

—Tienen que estar jodiendome —susurro para mí mismo y sonrió con hipocresía—. Mi no tan querido, imbécil.

Los ojos le brillan.

—Adoro tu sentido del humor.

Entorna sus ojos negros en Thomas y lo acribilla con la mirada.

—A ti no te conozco... ¿Eres amigo de Darren?

—Ni en sus mejores sueños —responde y ruedo los ojos—. Soy, Thomas, Thomas Wells.

—Aaron Sinclair.

Se dan la mano.

Estúpidos.

—Sinclair.... eres nuevo en Blackwood ¿No?

Aaron asiente.

Harto de este par de imbéciles me doy la vuelta con la clara intención de largarme a encerrar a mi alcoba, sin embargo, no pongo ni un pie en las escaleras cuando me arrepiento de mi decisión al ver quien baja de ellas, robando la atención de los imbéciles que tengo atrás y de toda la maldita fiesta también.

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora