Capítulo 50

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Efímero 

Alissa.

Entre las sombras unos ojos grises me acechan cual depredador y no puedo hacer mas que correr entre la oscuridad con el temor impregnado en mi ser.

Me va matar, lo sé.

Siento que en cualquier momento me va alcanzar y mi respiración se descontrola cuando alguien me toma del cuello para luego lanzarme al piso con mucha fuerza. Mis huesos truenan, mientras, cierro los ojos, me duele la cabeza.

Entre abro mis parpados viendo la figura que se alza enfrente mío, mis ojos se quedan fijos en los guantes de cuero hasta dar con un rostro. La mirada fría y cortante de Liam me hiela la sangre y el pecho me arde cuando me toma del cabello con fuerza.

—¡Alto! ¡Alto! ¡Liam, Para!

Me pone a su altura con las lágrimas cayendo en cuerda floja. Me alza el cuello y contemplo la navaja que pasa por mi cuello en un corte perfecto.

—¡No! —abro los ojos al borde del llanto con las manos en mi garganta—. No, no, no...

Reparo mi habitación sin poder controlar las lágrimas. Dejo caer mi rostro en mis palmas lidiando con el temor y dolor que recorre todo mi cuerpo. Mis hombros tiemblan mientras me digo a mi misma que solo fue una pesadilla.

Reviso la hora en mi móvil. Son las 5 de la mañana. Mi vista se va en la fecha del día de hoy. 27 de noviembre. Mi cumpleaños. No siento ninguna emoción al respecto y prefiero acostarme viendo fijamente el techo de mi habitación ¿Por que me siento tan mierda por haber matado a Liam? ¿Cómo puedo superar este sentimiento agrio y tormentoso que me perfora el pecho? ¿Cómo hacen los demás para sobrellevarlo? Caden, Nick, Nate... Darren.

Si tan solo hubiera actuado correctamente.

En mi mente nunca debió cruzar la idea de ayudarlo a escapar y jamás debí intentarlo. Por mas que quiera tapar el sol con un dedo no voy a poder y la verdad es que Liam le hizo daño a muchas mujeres inocentes. Tenía que haberlo entregado a las autoridades, no rogarle que huyera, no haberlo sentenciando a muerte.

La personas dicen que nunca es tarde para hacer lo correcto ¿Pero que pasa cuando no puedes hacerlo? Hacer lo correcto significaría entregar a mi familia... A Darren. Me niego a cometer tal acto, por mas correcto que sea.

Solo necesito hacer que duela menos.

El sol se pone tan radiante y pacifico que por unos segundos siento un extraña tranquilidad. Estiro mis piernas para luego levantarme y entrar al cuarto de baño. Al terminar de ducharme me lavo los dientes e intento forzar una sonrisa al espejo.

Al ser mi cumpleaños decido ponerme un vestido de malla con bordado floral de hombros descubiertos. Me coloco unas zapatilla blancas y con un poco de maquillaje cubro mis ojeras. Mi cabello danza sobre mis hombros entre mechones ondulados. Tuerzo la boca. Últimamente el violeta domina mi iris dejando el tono azul que compartía en el olvido. Ahora el purpura real Imperia en mis ojos. Contemplo a fondo mi mirada y termino colocándome los pupilentes cuando pienso que son... Entrañablemente magníficos.

Estoy por salir de mi habitación cuando recibo la llamada que me saca una sonrisa.

—Abuela —respondo con cariño.

Feliz cumpleaños, tesoro.

—¿Cómo esta? ¿En que parte del mundo se encuentra?

Querida no te llame para hablar de mi ¿Te encuentras bien? ¿Y los demás? ¿Tu madre? ¿Qué hay del zángano que tienes por padre?

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora