Extra-1. El regreso

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17 de julio de 2021

Darren.

Una serie de besos mojados que recibo en el pecho me despierta. Parpadeo ligeramente, sintiendo unas manos escurridizas bajar hasta mis genitales, detengo la mano en cuestión de segundos y me pregunto: ¿Dónde carajos estoy y porque me duele la cabeza? Enfoco los ojos en la señorita manos escurridizas y apenas la reconozco. Es la chica del bar de anoche ¿Como se llamaba...? ¿¿Natalie? ¿Natalia? ¿Natasha?

—Buenos días —no paso por alto el tono sugerente de su voz.

—¿Hola...? —ve la interrogación en mi rostro y suelta una pequeña risa.

—Nora.

Asiento y observo el lugar donde me encuentro. Tiene un jacuzzi, tapetes color vino al igual que cortinas del mismo color, un tubo a un lado de la cama y sillones de cuero. Si... definitivamente me encuentro en un motel. Un breve destello de la noche de ayer se cuela en mi cabeza incrementando el dolor de cabeza.

Nora me contempla con sus agresivos ojos azules manteniendo una sonrisa provocativa en sus labios. Me mira como si fuera lo mejor que le ha pasado en el mundo y sacude la cabeza consiguiendo que los mechones rubios despejen su rostro. Es atractiva, pero ya no estoy interesado, ni siquiera sé si lo estuve... ¿Qué carajos paso anoche?

—Debo irme —la hago a un lado buscando mi ropa.

—¿Disculpa? —masculla visiblemente ofendida.

Me visto de prisa, queriendo largarme. Necesito dormí en mi cama y generalmente odio compartir alcoba con alguien después de tener sexo. El que me haya quedado dormido indica que ayer tome más de lo sugerido, cosa que no agradezco, porque ahora debo lidiar con una chica desnuda y enfadada al igual que con el dolor de cabeza.

¿Qué tan mala idea sería matarla?

—Imagine que una buena mamada seria perfecto para comenzar el día —propone y ni siquiera me lo pienso, solo me quiero ir—. ¿Por qué no regresas aquí y lo comprobamos?

—No, gracias —me pongo la camisa—. Tengo cosas que hacer.

Con la vista ubico las llaves del coche. Nora hace el amago de responder, pero sus palabras quedan silenciadas cuando salgo de la habitación y cierro la puerta tras de eso. Al pasar por el lobby me devuelven mi BlackCard y termino entregándole unos billetes al gerente para que le llame un taxi a esa chica. Por lo menos debo ser un caballero.

Me palpita la sien en todo el camino de regreso a la mansión. Entro al estacionamiento y dejo el auto aparcado, llevando mis pasos a la entrada. Me voy directo a la cocina y evito rodar los ojos cuando percibo a Caden desayunando de lo más tranquilo.

—¿Que tal la noche? —mueve sus cejas de arriba a abajo.

—A ti que te importa.

Me sirvo un vaso de agua y reviso todas las alacenas en busca de una pastilla.

—No puedo entender como sigues siendo tan cutre a un después de follar, hombre, yo me siento en la gloria después de hacerlo ¿Qué paso? ¿Nora no cumplió tus estándares?

—¿Y tú como sabes...? —dejo la pregunta a medias, parpadeo y analizo sus palabras—. Caden.

Ante la mención de su nombre el pelirrojo sonríe.

—¿Si, Darrencito?

Respiro hondo.

—¿Qué me hiciste anoche? —pregunto con aparente tranquilidad.

Intensifica su sonrisa.

—¿No te acuerdas ¿cierto?

—Déjate de juegos ¿Qué paso?

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