Capítulo 37

1.6K 83 53
                                    

La calma antes de la tormenta

Christian.

Me llevo el puro a la boca reteniendo el humo en mis pulmones mientras analizo la información plantada en los papeles que tengo en el escritorio, lo suelto y el mal sabor de boca regresa al recordar las niñerías de mi hija.

Levanto la vista cuando mi esposa aparece por la puerta. Miranda me escudriña de mala manera, así que opto por apagar el puro.

—No —me dice ella, quitándomelo en un pestañeo.

Enarco una ceja.

—¿Qué?

—Nada —llevo mi vista de nuevo a los papeles.

El sonido de sus tacones me hacen mirarla de nuevo, y ahora se encuentra por el ventanal. Se que está sobre pensándolo todo, está preocupada y molesta, la conozco.

—No me gusta esto, Christian —suelta el humo por la boca—. Ellos siempre son llevados a nosotros, no nosotros a ellos y menos tan fácilmente. 

—Orthrus...

—¡No me importa, Orthrus! —se voltea hacia a mí, demostrando el carácter que me recuerda el porque me case con ella—. Me importa la seguridad de mi familia. Siempre te he apoyado en todo, pero no estoy segura de que esta decisión sea la más sabia, un paso en falso en medio de esos criminales sería nuestro fin.

—Estoy al tanto de los altibajos, pero no me quedaré sentado mientras Viktor junto con sus "agentes" fallan por milésima vez —expongo, poniendo mis palmas sobre el escritorio—. Y sabes perfectamente que primero muerto antes de que te pase algo a ti o a nuestra familia. Confía en mí, quieres, lo tengo todo calculado.

Hace un ruido de ironía a la vez que lleva la vista al techo.

—No sabes cuanto te odio, Christian Black...

—Una lástima, porque yo te amo.

Sus ojos se concentran en lo míos hasta que ella rueda los ojos en señal de fastidio.

—Qué es lo que hay que hacer —suelta lo que me saca una sonrisa a medias—. Pero antes, tengo una condición a cambio.

Blanqueo los ojos. Ya va empezar. Hago un gesto con la cabeza en señal de que hable.

—Discúlpate con Alissa por esa actitud tan mediocre, no sabes las ganas que tuve de doblarte una oreja. En serio necesitamos mejorar la comunicación con nuestros hijos.

No puedo evitar enfadarme. No me voy a disculpar por inmadureces.

—Me lo voy a pensar —digo para apaciguarla.

—Pues piénsatelo rápido.

Resoplo, me esta empezando a irritar.

—Bien, lo haré en el desayuno.

Me ve fijamente y parece conformarse con mi respuesta.

—Necesito que revises esto —le entrego un folder—. Será el perfil que vas asumir.

—¿Laurent Larssen? —arruga las cejas—. Qué nombre más feo o no ¿Henrik Larssen? —suelta con burla—. Hablando de eso; solo será capturar a Orthrus y listo ¿Verdad?

Asiento con la cabeza.

—¿Seguro? —cuestiona con notas de incredulidad—. Te conozco, Christian. Donde actúes a nuestras espaldas y hagas una desfachatez...

—No haré ninguna desfachatez, tranquila.

No muy convencida asiente y me dejar ver su sonrisa a labios cerrados.

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora