Capítulo 6

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Herederos W & Dioses oscuros

Alissa.

Debo estar soñando.

—¿Lory? 

La pelinegra más adelante de mi se detiene al mismo tiempo que una rigidez invade sus hombros. Noto que mantiene su mano derecha aferrada a su bolso. 

Oh, por dios. 

Si es ella

Podría reconocer ese Speedy negro de Louis Vuitton en donde sea.

—Malory Adams Hoffman ¿Qué carajos haces aquí?

Ella se voltea y me lanza una mirada de cuando te han cachado en la movida.

—¡Demonios! yo debía encontrarte primero —se queja para sí misma, más logro escucharla—. ¿Escucho cabreo en su voz? Creo que sí.

—Malory...

—Ejem... Alissa bonita, hermosa y divina ¿Cómo estás? —me ofrece una sonrisa angelical.

—Buen intento —mis labios se estiran en una sonrisa sarcástica—. Repito; ¿Qué haces aquí? ¿Y esas maletas? ¿¡Qué pasó con Brown!? 

—Brown se puede ir a la mierda —suelta con desprecio—. Estoy aquí para estudiar lo que me gusta y sobre todo para estar con mi mejor amiga, la cual en vez de abrazarme me bombardea con preguntas tontas. 

Parpadeo, escéptica. 

Es que no me lo puedo creer.

—¿Y tus padres? ¿No se enojaron? Sabes muy bien que ellos querían que estudiaras en Brown. 

Rueda los ojos.

—Es lo que ellos querían, más no lo que yo quería, además... —se encoge de hombros—. No te preocupes, ellos no están para nada enojados.

—¿En serio? —pregunto incrédula. 

Los padres de mi mejor amiga no son los más comprensibles que digamos.

—Claro, ellos no saben que estoy aquí —habla de lo más tranquila—. Pero cuando se enteren... —hace una mueca—. No estarán felices eso si —

Dios, a veces Lory puede ser tan impulsiva.

—Pero antes de que te preocupes, señorita estrés, déjame recordarte que ya cobre el fideicomiso que mis abuelos habían estipulado en su testamento. Por lo tanto, tengo el dinero suficiente para vivir hasta el día de mi muerte. 

—No sé qué decir. 

Y es verdad. 

Mi mejor amiga me regala una espléndida sonrisa. 

—Relájate lo tengo todo perfectamente calculado.

No me sorprende. 

Malory Adamas no se deja gobernar por nadie, ni siquiera por sus propios padres (todo lo opuesto a mi). De inmediato me acerco a ella y la abrazo. Desobedeció a sus padres para estar conmigo, sé que en parte ella no quería ir a Brown, bien pudo ir a otra universidad. Pero ella está aquí, conmigo. 

La adoro.

—Eres una necia de lo peor —grazno en medio del abrazo.

—Hey, alguien tiene que cuidarte.

Suelto una ligera risa y la ayudo con sus maletas mientras conversamos sobre su caótico viaje hasta aquí. El sonido de un líquido siendo derramado nos saca de nuestra charla.

—¿¡Qué acaso eres estúpida!? —el grito se escucha a unos pasos más enfrente de nosotras, donde una chica de lentes le tiro por lo que veo ¿café? a una chica pelirroja. 

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora