Capítulo 13

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Entre notas y melodías

Darren.

Primero estoy yo, y después el mundo. Eso es algo que me tocó aprender desde que era un niño y nada ni nadie me hará cambiar de parecer, ni siquiera ella.

Volteo a verla y su mirada está en la ventanilla. 

Estaciono el coche pensando en porque diablos la traje aquí. La vuelvo a observar y un insoportable silencio se hace presente.

Solo quiero acabar con esto de una buena vez.

—¿Y exactamente por qué estamos aquí? —pregunta ella, rompiendo el silencio.

—Para hablar —contesto a secas—. Para que más.

—Okey... ¿Y no podíamos hablar en la mansión?

—Esa ya no importa, ya estamos aquí. 

Reparo su bonito perfil deteniéndome en las manchas de sangre que tiene.

—¿Qué hiciste? ¿Por qué toda esa sangre? —pregunto en un tono calmado y demandante a la vez.

Ella suelta una carcajada mientras posa sus manos en su cara y suspira.

—¿Es en serio? —suelta como si le hubiera contado algún puto chiste—. No me lo puedo creer —vocifera mientras niega con la cabeza divertidamente—. Esta es nuestra primera conversación más larga en años y solo es para saber si he matado alguien. 

Me mira incrédula y yo me muestro inexpresivo a la vez que regreso mi vista al volante. Al ver que no contesto, habla.

—No, Darren, te lo vuelvo a repetir por si no me escuchaste hace ratos: No he matado a nadie y nunca lo haría —afirma y la determinación que hay en sus palabras me tranquilizan.

—Bien —espeto—. También te traje aquí para hablar de otro tema.

—¿Qué cosa?

—¿Te gusto? —pregunto sin rodeos.

Me observa atónita. 

—¿A qué te refieres con "gustar"? —mis ojos intentan buscar los suyos, más los evade.

—Sabes muy bien a lo que me refiero. ¿Te gusto si o no?

—Um, define gustar... —regresa su vista el frente haciéndose la idiota.

—No te hagas la tonta y contesta la pregunta —la presiono inclinándome un poco más hacia ella.

—Tal vez...

—¿Si o no? —pregunto duramente.

—¡Si!, si me gustas ¡Y mucho! ¡Carajo! —estalla, haciéndome frente—. ¡Me has gustado desde los jodidos siete años! ¡Joder!

Mi vista se posa en sus labios y mi mente reproduce el embriagador beso que nos dimos... el recuerdo de esos labios tan suaves y besables ¡Joder! Se sintió tan malditamente bien, no lo voy a negar, simplemente fascinante. Lástima que no volverá a pasar. Carraspeo y me incorporo en mi asiento alejándome de su rostro.

—¿Y bien? ¿Piensas decir algo? 

—No es mutuo —respondo lo más neutro que puedo—. Sea lo que sea que te estas maquinado en esa cabecita tuya; No pasará. Jamás. Te veo como una... hermanita.

Ni siquiera yo sé que mierda fue lo último.

Incluso mi conciencia, se ríe de mí.

Ignoro mis pensamientos y Alissa suelta una risa irónica.

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora