Capituló 49

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Sangre y culpa. 

Alissa. 

Salgo de la mansión sintiendo la bilis en la garganta. Me falta aire y en algún momento romperé a llorar.  

El cuerpo me tiembla y mi tobillo se dobla al caminar cayendo al pie de los escalones que estoy bajando. Hago un puño sobre la tierra, mientras se me comprime el estómago. No pasa nada. Fue lo mejor... ¿No? Tiene que serlo, me levanto como puedo subiéndome en uno de los coches estacionados en la glorieta. 

Arranco súbitamente, aferrándome al volante como si fuera lo único que me mantiene en la tierra al mismo tiempo que acelero con todo el peso de mi pie. La imagen de Liam se estampa en mi cabeza una y otra vez, torturándome. 

Siento la sangre proveniente de él como acido en la piel, mientras, el fugaz destello de sus ojos me persigue. 

Lo mate. Yo mate a Liam. 

Las lágrimas caen en cascada sin poder evitarlo, simplemente resbalan sobre mi mejilla consiguiendo que mi vista se vuelva borrosa logrando que el volante se me vaya más de una vez, sin embargo, solo puedo pensar en lo que me he convertido. 

Lo he ha asesinado y tendré su fantasma persiguiéndome hasta el día mi muerte.

Conduzco sin dirección hasta que veo el camino que me hace acelerar sin fijarme en nada. Los árboles esconden el coche entre sombras tenebrosas y al final del camino puedo ver la luna reflejada en el lago de Blackwood. No lo resisto y salgo del coche vomitando a la primera. Las arcadas me asquean, pero no es nada comparado con lo que siento hacia mí misma.

Contemplo mis brazos manchados de sangre y sin pensarlo gateo hasta llegar al lago. Me tallo el rostro y cuello con desespero, mientras no paro de llorar, debo verme patética.

Esto no es nada. 

Nada.

Me muerdo los labios para retener el llanto, no puedo regresar en estas condiciones, no necesito las burlas de mi familia. Alzo el rostro, paralizándome al ver como las luces del coche reflejan una figura metros atrás de la orilla. 

Las luces no me permiten descifrarle el rostro y mis latidos se hacen pesados ante la sensación de estar siendo observada por un espectro. La voz no me sale y cuando la figura empieza a caminar hacia el otro lado con completa tranquilidad, no puedo más que quedar estática, inmóvil, no sabiendo bien que es lo que pasa.

Siento el cuerpo entumecido, preguntándome quien era el, porque era un hombre, pero bien podría ser el reflejo de un demonio.  

Me cuesta contralar mi respiración y un parpadeo la figura deja de ser visible, siendo consumida por la niebla. Me impulso hacia arriba agarrando camino hacia mi coche en pasos rápidos, tratando de quitar esa sensación escalofriante que me aterroriza. 

No se me ocurre a donde ir, estoy hecha un desastre y no sabría cómo explicarme. 

Conduzco en silencio, convenciéndome en pasar la noche en el coche revolcándome en mi miseria. Doblo para entrar a la siguiente calle cuando un chico se atraviesa en mi camino abriendo y cerrando los brazos. 

Me tenso al ver que el chico es Ethan Wilson. 

¿Qué demonios...? 

Me veo de manera rápida en el retrovisor, ya no hay sangre, pero mi piel se ve algo rojiza, tomo el abrigo manchado de sangre y lo escondo debajo de mi asiento. 

—¿Qué haces aquí? —bajo el vidrio.

No lo miro, todavía siento las lágrimas en mis retinas. 

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora