Capítulo 64

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Exasperación

Alissa.

Salgo de la tina envolviendo mi cuerpo alrededor de una toalla, tratando de soportar la helades que circula alrededor. Estiro uno de mis brazos y observo mis dedos arrugados debido a las tres horas que he pasado en la bañera.

Me pongo el pijama con ligera desesperación y quito el seguro de la puerta para poder salir a mi habitación.

Mis días se han basado en bañarme cada cuatro horas, dormir, lastimarme, llorar y revivir esos nocivos recuerdos todas las noches. Ahora las pesadillas me persiguen sin que tenga que cerrar los ojos, ahora el sufrimiento desaparece de forma momentánea cada que me hago una marca nueva.

Reviso mis muñecas visualizando las líneas rojas que se extienden de forma horizontal sobre mi piel, parpadeo y me coloco un suéter de lana para cubrirlas.

Mi madre no vendrá hoy, yo se lo he pedido, tiene que descansar y no quedarse despierta conmigo todas las noches. No me gusta su mirada triste ni sus lágrimas, aunque intente esconderlas.

Suspiro mientras me recuesto sobre mis sabanas tratando de tener la mente en blanco, no funciona, lo siento en la piel, lo siento dentro de mí, lo siento en todos lados... duele. Abrazo mis rodillas al mismo tiempo que la primera lágrima brota. Mi cuerpo comienza a temblar.

Respiro por tiempos para controlar mi respiración, estoy llegando a un punto donde llorar me asquea, lo odio. Con la vista nublada reviso mi móvil ingresando a la plataforma creada por Caden hace mas ya de ocho años para mí.

Contempló el pasillo de mi habitación a través de la pantalla preguntándome por qué diablos no ha llegado Darren. Mayormente siempre es puntual.

Todavía recuerdo el día que Caden llego a mi habitación después de que me encerrará por una discusión con mi padre. Él me dijo que estará atenta en las noches, que lo que viera me pondría feliz y así fue.

Darren llegaba a quedarse sentando frente mi puerta, nunca tocaba. Me hubiera gustado que lo hiciera. Sin embargo, nunca salí, solo lo veía por la cámara que Caden escondió quien sabe dónde, pero me daba una excelente imagen del pelinegro las noches que se presentaba, y poco a poco fui notando que todas esas noches eran cuando tenía los peores días de mi vida, cuando peleaba con mi padre, me lastimaba o me asustaba.

Cuento los minutos para entretenerme y al veinteavo minuto aparece. Frunzo el ceño al verlo golpeado y las lágrimas dejan de caer.

¿En qué lio se metió ahora?

El que Darren se coloque en el suelo como si no fuera capaz de sentir dolor me agobia ¿No pensará quedarse ahí toda la noche sin atenderse las heridas o sí?

Al ver que no tiene intenciones de moverse me levanto repentinamente frustrada. Camino de un lado a otro sin poder creerlo ¿Qué le pasa? ¿Por qué no puede ir a curarse y luego regresar? ¿Que no piensa? De repente detengo mis pasos mirando directamente a la puerta.

Muerdo mis labios con nerviosidad y voy al baño por un botiquín de primero auxilios.

Regreso hasta estar frente a mi puerta pensando en las una y miles razones por las cuales no debo abrirla.

No me incumbe lo que pase a Darren, menos debe importarme.

Aprieto los dientes a la vez que alzo el brazo dejando mi mano sobre la manija.

Solo le doy el botiquín y listo. Es todo. El botiquín y ya. Nada más.

No necesito sus ojos en mi más tiempo.

Abro la condenada puerta con el rostro más neutro que puedo mostrar, no quiero que note lo dañada y rota que estoy.

Darren eleva la mirada chocando con la mía, sus ojos azules crean una extraña electricidad que calo en mi interior, pero finjo no sentirla.

DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora