Capítulo 18

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A muchos nos pasa que a veces deseamos no sentir pero es imposible, nadie que tenga corazón no puede dejar de sentir ni él ser más cruel del universo. Era justo lo que sentía Sarah, deseaba no sentir pero era imposible.

Su padre la consentía pero en ningún momento le preguntó él nombre de aquel que la hacía llorar tanto sino que seguía esperando que ella se decidiera o estuviera lista para decirlo.

Aún así tuvo fuerzas de fingir por una semana al lado de Celia para no arruinar lo que ella entendía como su única felicidad después de tantas tragedias.

Con su mochila al hombro y una gran sonrisa que no la definía para nada ya que no se sentía tan alegre como quería aparentar, entró a la cafetería y se sorprendió al ver a ambos chicos, Mike había terminado la universidad y si estaba de seguro había una nueva novedad.

—Hola chicos —besó la mejilla de Celia y le sonrió a Mike para luego pasar a sentarse frente a ambos.

—A mi ya no me vas a abrazar ni a besarme los cachetes —bromeó Mike sonriendo. Si tan sólo supiera que con eso la lastimaba ni siquiera lo pensaría.

—Bueno —Sarah meneó la cabeza. —ahora tienes novia —dijo algo incómoda.

Celia en su mundo no dejaba de observar a Sarah por extraña razón ella sentía que algo andana mal pero no podía descubrirlo y menos con Sarah siendo una buena actriz.

—¿Enserio Sarah? —Mike rodó los ojos haciéndole una mueca por lo cuál Sarah no pudo evitar reír.

—¿Qué cuentan tórtolos?— preguntó Sarah con la mirada en su mochila buscando su Celular.

Celia y Mike compartieron una mirada de cómplices, habían planeado decírselo ambos y era mejor ahora que tarde, además Celia ya no aguantaba ocultárselo a Sarah porque en verdad ella no se lo merecía.

—Queríamos decirte — empezó Celia.

—Nos vamos a casar — terminó Mike sonriendole a Celia.

Sarah dejó caer el celular dentro de la mochila y alzó la cabeza para mirar a la pareja que tenía en frente con una expresión de asombro, no podía objetar palabra alguna, quería gritar pero todo estaba bien reservado en su interior.

Se esperaba como que se mudaran juntos para que no levantaran sospechas por el embarazo pero CASARSE o sea matrimonio, jurar ante Dios amarse hasta la muerte era el colmo.

Inmediatamente en que Sarah salió de su transe se aclaró la garganta y dijo lo primero que le llegó a la mente.

—Lo siento, me tengo que ir, mi papá me espera lo olvidé —tomó su mochila y salió corriendo de la cafetería.

Celia miró a Mike tristemente y confundida. — Creo que no le agrada la idea.

—Tal vez aunque puede ser otra cosa pero no te preocupes si pasa algo te lo dirá —Mike abrazó a Celia por los hombros para darle ánimo.

—Eso espero —susurró Celia.

Tan pronto Sarah llegó a su casa se encerró en su habitación y lloró. No había llorado por él noviazgo pero esto, era distinto, no podía evitarlo, había sido la peor noticia después de la muerte de su madre.

—Sácamelo sácamelo —rogó sentada en él suelo con la espalda pegada a la puerta. —, sácamelo Dios, arranca lo de aquí —tocó su pecho. — no quiero seguir amándolo y menos hacerle daño a Celia, por favor, ¿cómo podré fingir que no me duele si me está superando? —sollozó.

Se paró y salió al balcón donde se sentó a llorar mientras observaba la vecindad. No podía parar de llorar y como no podía evitarlo lo dejó salir, se desahogó llorando hasta que se cansó pero él dolor seguía intacto.

Un pecado que pagar  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora