Capítulo 27

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¡Yo seré tu sol!

No podemos impedir que las cosas pasen, tarde o temprano lo que tenga que pasar pasará. La muerte es algo que a muchos le temen pero igual pasará, es algo que existió desde siempre y que no podemos cambiar, queramos o ¿no?pasará.

La morena no pensaba despegarse de su abuelo, por extraña razón quería estar ahí, no por placer sino por amor, estar a su lado era como un privilegio para ella. —Papá vendrá — comentó apretando la mano de su abuelo.

—No, el tiene que seguir haciendo su trabajo, es su obra. Ya vete de aquí que no moriré sin ver los ojos de mi nieta más hermosa.

—Soy la única abue — reprochó la morena sonriendo. Besó a su abuelo y salió al patio, se sentó sin importar ensuciarse, necesitaba estar sola y observar con él corazón triste.

—Estoy lista Dios, solo te pido fuerzas. Gracias por haberme dado un abuelo tan maravilloso y obrero, sé que tu decidiste que llegó su hora así como a mi madre, solo espero poder estar con ellos cuando me toque.

—Antes de eso, tienes mucho que dar de ti y demostrar — comentó Mike de repente sorprendiendo a la joven.

—¿Qué quieres?—preguntó Sarah tocando su nariz.

—Observarte darte fuerzas tu misma, de verdad que eres única —dijo Mike con una sonrisa. —, sé que no sé lo que se siente vivir con una sola figura paterna pero todo pasa por una razón, la biblia dice que Dios no te dará una carga que sepa que no podrás llevar.

—Todo me parece muy extraño, poco me sale bien. Mi padre te dió mi dirección, lo sé, si lo hizo es porque te lo mereces pero yo no entiendo ¿cómo ni porqué?él me apoyó con ésta idea. — la joven por primera vez desde que lo había escuchado a su lado giró a verlo a los ojos.

—Pienso que es una etapa que él sabe que debe pasar y lo está dejando pasar — explicó Mike.

—¿Etapa?—dijo la morena en interrogación con ironía. —, linda etapa ¿no?— soltó un suspiro y se paró para regresar adentro.

¿Cuán difícil es ver lo que está en la punta de tu nariz?¿cuán difícil es, confiar en él amor?¿cuán difícil es, creer...?

.....

—¿Sarah?—la joven al oír su nombre giró a ver de quién se trataba.

—Samuel. —dijo asombrada meneando la cabeza.

El joven de ojos azules se acercó hacia ella y la escaneó. —Has crecido bastante. —objetó.

—Sí, él tiempo pasa ¿no?—la morena sacudió la cabeza. —, ah, felicidades, oí que mi abuelo te cedió él legado.

Él joven sonrió metiendo ambos manos dentro de sus bolsillos. —Seamos honestos, siempre quisiste que fuera Lucas ¿verdad?

—¿Y qué tiene que ver mi gusto con qué mi abuelo te eligiera a ti?—preguntó la chica directa.

—Porque serían la pareja pastora. —afirmó él hombre entre comillas.

Sarah rió negando con la cabeza mientras miraba los zapatos de aquel hombre. Levantó la mirada y se dijo a si misma:conozco tu voz. —Serás un buen líder si sigues él ejemplo de mi abuelo, él legado de cada ser elegido por Dios.

Sin más le sonrió abiertamente y decidió marcharse, en ése momento supo porque su abuelo había elegido a Samuel y no a Lucas, después de todo él favoritismo nunca existió en él legado pero las enseñas se trazan de manera sabia.

Al llegar a su casa corrió para llegar más rápida, quería decirle a su abuelo que ya lo había entendido todo pero todo se le volvió confuso al ver tantas personas en casa, algunas caras le eran conocidas y familiares. Miró a todos frunciendo él ceño y sin decir nada se echó a correr hacia la habitación de su abuelo, entró tan de prisa que hizo sobresaltar a su abuela quien se apartó del lado del anciano.

Un pecado que pagar  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora