Pareciera que su padre quisiera que se fuera pero en el fondo era todo lo contrario pero quería ver un cambio en su hija, luego de lo pasado ya no era igual, ni siquiera sonría a diario como antes.
Con las dos manos ocupadas con ambas maletas se acercó a la puerta y desocupó una mano para poder abrir y encontrarse con él rubio de ojos grises dejándola sorprendida. Directamente hoy tuvo que visitarla, sabía que ya no había boda pero le había quedado claro que él nunca la quiso y no lo hará pero que tan convencida estaba ella.
—Hola —saludó Mike tomando la iniciativa.
—Hola, ¿qué haces aquí?— preguntó Sarah firme.
—Vine a verte —contestó Mike tocándose la cabeza.
Sarah vaciló sin saber que hacer. —La verdad viniste en un mal momento, yo ya me iba —explicó.
—¿A dónde y por qué?— preguntó Mike.
—A casa de mis abuelos y la razón bueno —Sarah miró al cielo. —, quiero verlos, despejar mi mente.
—Y lamento lo de la boda — agregó.
—Sarah por favor, ya lo sé y no quiero que te lastimes más tratando de ocultarlo — dijo Mike serio.
Sarah abrió la boca para hablar pero no supo que decir por ende pensó por un momento. —¿Y qué?ya no importa, me ha quedado claro.
Tomó sus maletas y salió de la casa. —Me tengo que ir — aclaró. Inmediatamente Mike la tomó de la mano impidiéndole continuar.
—Déjame ir, Mike —pidió Sarah en un hilo de voz.
—Sarah, no quiero que te vayas por eso, no pienso dejarte ir —aclaró Mike girando por completo para poder verla a los ojos.
—Quiero y necesito irme, que importa si me quedo o ¿no?—Sarah se encogió de hombros con tristeza mirándolo a los ojos.
—Todo es posible —afirmó Mike.
—Eso debió de decírtelo Celia, yo no soy ella — susurró.
—Pero tienes una fé increíble y en todo lo tuyo Dios está primero, has sido un gran apoyo y ejemplo para Celia. Todo hombre de Dios quisiera una mujer así.
Sarah escaneó los ojos grises de Mike con tristeza y sollozó. Levemente se soltó de su agarre. —Adiós Mike.
Sarah se alejó por completo llegando a la carretera donde la esperaba un taxi para llevarla a su destino. Mike la observó y suspiró, todo se había vuelto un caos, le dolía saber que Sarah estuvo fingiendo felicidad por ellos cuando por dentro se moría, le parecía increíble ¿quién era tan fuerte y capaz de hacer algo así?pero lo peor y lo que lo carcomía por dentro era ¿cómo nunca lo notaron?Sarah supo muy bien disimular pero en ocasiones demostró algo distinto al que ninguno prestó atención.
—¿Cómo puedes ser tan fuerte?—preguntó parado detrás de ella quien arreglaba su maleta junto con él taxista.
Sarah volteó y le sonrió. — Dios es quien nos hace fuerte además tengo al mejor ejemplo a seguir —alzó su palma e hizo un ademán con la mano despidiéndose de su padre con una sonrisa, y no solo se despedía de su padre sino también de su madre, al final él hizo los dos papeles. Madre y padre a la vez.
—Te admiro —confesó Mike.
Sarah sonrió y lo abrazó. — Necesito hacerlo, nadie tiene la culpa de nada somos circunstancias que nunca elegimos ser.
Sin más se subió al taxi y se marchó. Sarah, ella sí que en verdad era de admirar pues sin importar que había perdido a su madre tan joven nunca perdió la fé y no había privilegios como él capricho de ser la hija del pastor, su padre igual pastor o ¿no?siempre sería sabio al igual que ella, al final fue elegida por él, él rey del universo y ése era la razón de su hermosa manera de ser.
ESTÁS LEYENDO
Un pecado que pagar ✔
Spiritual-Estoy embarazada - le confesé y fue como tomar un control y pausar la tele pero a él le pause él tiempo. Sé que cortó conmigo pero sólo no quería ocultárselo. Se acerca rápidamente a mí y levanta mi blusa, me estremezco por él frío y sobre todo po...