Capítulo 39

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-Has llegado con tu nombre -susurró al alejarse.

Santiago sonrió.

-No me moriré ahora entonces.

Se tomaron de la mano y empezaron a caminar en la arena.

-¿Comiste?

-Sí, ¿tú?

-Extraño probar tus dedos, nos quedaremos un tiempo más aquí, pues el apartamento recién está pintado y no quiero que nos alojemos así, por otro lado, te llevaré a verlo mañana.

Celia buscó los ojos del hombre que tenía al lado y sostenido de la mano.

-Me gusta aquí, no hay problema -dijo, y apartó la mirada para mirar alrededor. -. Lo de mi comida, pues tendrás que aguantarte hasta que estemos en el apartamento.

-Al menos tengo esperanza -Santiago se encogió de hombros. -. Vamos, pediré algo de comer y vamos a quedarnos juntos toda la tarde.

-¿Ajá? ¿Y el hospital?

-No te preocupes -Santiago la llevó detrás de sí al verla detenerse. -. Luego de que veas el apartamento nos reuniremos con Leah para hablar de algo sumamente importante -Le decía mientras la llevaba detrás de sí.

Celia simplemente murmuró un «ujum» Santiago se detuvo abruptamente cuando notó que ella no diría nada más, la miró fijamente a los ojos y suspiró.

-¿Lo sabías?

-Si se trata de Ribeiro, creo que algo sé -Celia llevó un dedo a sus labios.

-¿Algo? Creo que te conozco bastante.

Celia mordió su labio tratando de sonreír lo menos posible.

-Soy su amiga, no tenía porque decirte.

-Leah solo tiene dieciocho -Se quejó Santiago.

-Diecinueve -Ella lo contradijo.

-Solo porque ya estamos en año nuevo, ja -expresó Santiago sarcástico.

-No sé de que te quejas, me enamoraste justo a esa edad cuando entré a la universidad, dejala vivir su amor -Se soltó de la mano de él, y tomó la iniciativa de seguir caminando.

-Linda -Santiago la siguió. -. Lo haré, pero una vez que termine sus estudios, él no la dejará hacerlo -La detuvo del brazo.

-Ahh, ¿tú acaso no me dejaste?

-Era tu profesor, si no lo fuera ya me hubiera casado contigo y te hubiera hecho un hijo ya...

Celia abrió los ojos exageradamente.

-¿Perdón?

-Les daré la oportunidad, pero debes prometerme que estarás ahí para Leah, darle consejos y que no haga ninguna tontería -Advirtió Santiago mirándola con seriedad. Ella sólo rió.

-Prometido -Hizo un saludo de capitán. Se puso de puntillas por unos cortos segundos. -. Nada que tú y yo no hayamos hecho -Le susurró al oído y entró al hotel.

Fue directo a la habitación que alojaba y esperó pacientemente que Santiago subiera con la cena.

A la mañana siguiente tal y como había dicho Santiago fueron a ver el apartamento, Celia no se quejaba de nada, era lindo y todo estaba como se lo imaginaba, además Santiago conocía perfectamente sus gustos.

-¡Me fascina!-exclamó y llevó una mano a su vientre al sentir una repentina patada. -. Creo que al bebé también le gusta.

Miró a Santiago quien tenía su mano sobre la mano de ella mientras la miraba asustado. Rió.

Un pecado que pagar  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora