Las manos de la chica temblaban mientras, ayudaba a la castaña a vestirse.
—Iré por Santiago, el sabrá que hacer —dijo la pelinegra con manos temblorosas.
—No, no —negó Celia inmediatamente. —, no le digas a Santiago, el malinterpretará las cosas, por favor.
La chica tomó el rostro de la embarazada entre sus manos. —No voy a permitir que te pase nada, no te dejaré así. El tiempo que tomemos para ir al hospital yo localizo a Santiago.
Sin dejarla protestar, se fue corriendo y para su buena suerte, Santiago apenas iba en la salida.
[...]
Parpadeó varias veces y cuando su vista estuvo nítida tapó su rostro, para luego acostumbrarse poco a poco.
Leah al notarla reaccionar se acercó inmediatamente a ella.
—Celi —susurró.
—¿Qué te tomaste?—preguntó Santiago seriamente, sin siquiera dejarla recuperarse.
—Na-nada —tartamudeó Celia tratando de incorporarse y cerró los ojos con fuerza. Leah la ayudó y la observó con preocupación pero, se sintió más tranquila.
—¿Cómo que nada?—preguntó Santiago furioso, haciendo puño con sus manos. Estaba demás decir lo furioso que estaba pero, Celia no tenía la culpa de nada.
—Te he dicho que nada —exclamó la embarazada molesta.
—¡Te tomaste unas pastillas!sino no estarías sangrando de esa manera, ¡soy doctor, Celia!
—No me tomé nada —sollozó Celia llorando, no lo pudo soportar, si algo odiaba era que la culparan de algo que no había hecho.
—¡Y lo sigues negando!—gritó Santiago.
—¡Ya deja de gritarle, hermano, porque mejor no vas y revisas la habitación de mamá para que encuentres las pastillas!—intervino Leah.
Santiago se acercó hacia la cama y señaló a Celia seriamente. —Si piensas deshacerte de nuestro bebé, será sobre mi cadáver —salió de la habitación azotando la puerta.
Celia tapó su rostro y lloró con más intensidad, en solo cuestión de minutos tuvo jaqueca, su respiración se iba cortando poco a poco.
—Tranquila —Leah la abrazó.
—Tu hermano jamás confiará en mí de nuevo.
—¿Y qué?él te había dejado —reprochó Leah. —, tranquila, no te hace bien.
De repente, Leah dejó de escuchar los sollozos de Celia y se asustó, la miró y enloqueció al ver que no reaccionaba.
—No, no, Celi —golpeó los cachetes de la chica pero no reaccionó. —, ¡Santiago!¡Santiago!
[...]
Ésta vez su despertar fue tranquilo, no había rastros de sol. Giró de lado y sus ojos cayeron sobre la chica de ojos cafés leyendo su biblia con el ceño fruncido, sin poder evitarlo, sonrió.
—A ver...Ésta vez ¿qué no entiendes?—le preguntó sorprendiéndola.
Leah dejó la biblia inmediatamente a un lado y salió disparada hacia la cama.
—Has despertado ¿cómo te sientes?
—Bien, ve y toma la biblia —le ordenó haciendo un sutil movimiento con la mano.
La chica obedeció y pasó a sentarse frente a la embarazada.
—¿Qué no entiendes?
—¿Cómo captar las señales de Dios, o cómo saber qué Dios quiere que haga algo?—preguntó Leah.
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Un pecado que pagar ✔
Espiritual-Estoy embarazada - le confesé y fue como tomar un control y pausar la tele pero a él le pause él tiempo. Sé que cortó conmigo pero sólo no quería ocultárselo. Se acerca rápidamente a mí y levanta mi blusa, me estremezco por él frío y sobre todo po...