Capítulo 8

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El remordimiento y rencor impide al amor crecer y a las personas espiritualmente.

Estaba feliz de que su amistad con Mike no se había ido a la basura pero Mike había perdido la esperanza de poder algún día decirle o ser algo más que amigo en la vida de ella.

Después de aquel día fue a la iglesia y le explicó al pastor que se retiraba y que también pronto se iría pero no le dijo absolutamente nada, solamente le pidió un consejo despistado y como despedida de su retiro cantó una última canción al piano. Era su instrumento favorito al igual que el de Mike quien se hacía ilusiones con que tenían mucho en común y le rogaba a Dios para que le abriera los ojos a Celia pero ahora ya no valía de nada.

Para dañar su día cerca de la puerta del salón estaba Flecher su peor pesadilla quien no pensaba en un momento dejar de molestarla. Era un chico millonario apuesto, inteligente pero a Celia no le interesaba ni en lo mínimo pero él estaba loco y obsesionado con ella que hasta la acosaba.

—Flecher no he tenido una buena semana, por favor deja de molestarme ¿sí?, podías decirme ¿qué te he hecho?

—Ignoras todo lo que hago pero al fin dijiste algo bueno, Celia sólo trato de tener tu atención —Flecher la tomó de la mano suavemente para besarla pero Celia la retiró bruscamente.

—Tienes problemas mentales o ¿qué?—Celia le dió la espalda para entrar pero él la tomó con brusquedad.

—Ah —gimió Celia —me estas lastimando Flecher — jadeo.

—Me encantará publicar las fotos de tú y él profesor, a menos que tú quieras impedirlo —la miró con picardía.

—Haces todo eso sólo porque te rechacé delante de tus amigos pero si fueras alguien maduro sólo lo superarías, ¡suéltame!—gritó Celia molesta.

Celia lo empujó con todas sus fuerzas, él al tomarla para pegar la contra la puerta terminó empujándola al suelo dentro del salón ya que la puerta estaba medio abierta. Celia había tocado su punto débil y él tan sólo no se pudo contener.

—Ah —jadeo Celia llevando una mano a su vientre mientras la otra estaba en él suelo. En su mente sólo estaba él hecho de haber lastimado a su bebé. Una chica la ayudó a pararse mientras que otra le peleaba a Flecher quien cuando tuvo la oportunidad se marchó.

—¿Qué te hizo ese imbécil?, Celia —preguntó una chica.

—¿Qué pasó aquí?—preguntó Santiago al entrar, todos tenían cubierta a Celia quien miraba a los chicos con miedo de que dijeran algo, nunca había dicho nada a nadie por si en verdad Flecher tenía pruebas.

—Flecher de idiota como siempre molestándola — respondió la chica que la ayudó.

—¿Eso es cierto Celia?— preguntó Santiago mirándola a los ojos.

—Sólo, sólo fue una pequeña discusión —contestó Celia.

—Una discusión y te empujó así —exclamó la chica que le había peleado a Flecher.

—¿Cómo que te empujó?— preguntó Santiago furioso. — vamos —la tomó de la mano y la llevó a enfermería arrastrada para hablar a solas.

—¿Porqué no me dijiste que Flecher te molestaba?— preguntó Santiago molesto.

—Él dice que tiene pruebas de que tuve un romance contigo —Celia se sentó y agachó la cabeza respirando forzosamente.

—Además dejaste que te amenazara, Celia como dejas que alguien te presione así — Santiago la miró con ironía.

Un pecado que pagar  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora