Capítulo 19

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«Aveces nuestros deseos no son concedidos por nuestro propio bien»

Fue un día agradable y bueno Leah se lo merecía, no podía ser que en su segunda fiesta de graduación lo arruinasen, sería algo muy feo cosa que Celia no quería para nada, pero la tensión entre Santiago y Mike era inmensa.

Todo se salió de control al Santiago ver a Celia sentada junto a Mike en el patio muy cercanos y cariñosos. Celia inmediatamente se interpuso en medio de ambos, Mike estaba siendo muy manso y astuto como una serpiente pero también harto y apunto de perder la cordura.

—Santiago es la graduación de tu hermana —Celia lo miró suplicante y él se calmó inmediatamente al mirarla a los ojos.

—¿Acaso estáis saliendo?— preguntó Santiago dolido.

—Recuerda que no tengo porque darte explicaciones —aclaró Celia y se marchó en busca de Leah para entregarle su regalo y marcharse, después de hacerlo fue en busca de Sarah.

—Celi —Sarah se paró inmediatamente de dónde se encontraba al ver a Celia acercarse pálida mente. — ¿estás bien?

—Sí —Celia esbozó una sonrisa. —, vámonos, me quiero ir —explicó.

—No te sientes bien ¿verdad?—dijo Sarah segura mirándola atenta.

—Ya le expliqué a Leah, vamos —Celia tomó de la la mano a su amiga para caminar juntas. Ella la trajo y se quería encargar de que regresara a su casa sana y a salvo, Sarah no era tan social ni de salidas, todo lo que hacía era casi simplemente actividades de la iglesia y de música por supuesto.

Mike quien ya estaba fuera, las miró acercarse sorprendido, era claro que Celia se había puesto mal y era normal pero aún peor ya que su embarazo era complicado y de alto riesgo, sin contar él suceso anterior.

—Celi, ¿te encuentras bien?—preguntó preocupado y Celia simplemente asintió. Sarah se montó junto con ella y la pegó a ella mientras le acariciaba la cabeza mutuamente. Mike quien conducía no paraba de girar a cada momento para asegurarse de que estuviese bien.

—¿Qué sucede?—preguntó Sarah al sentir a Celia querer alejarse.

—Tengo mucha náusea — Celia se acercó a la ventana para tomar un poco de aire.

—¿No andas con alcohol para el mareo?—preguntó Sarah y Celia simplemente negó con la cabeza mientras respiraba algo agitada. Sentía que en cualquier momento vomitaría todo lo que había ingerido en él día de hoy.

Por otro lado, Leah en su fiesta se encontraba muy molesta con su hermano por la partida de Celia.

—¿A ti que te pasa?¿desde cuándo te comportas así?— preguntó regañándolo como la hermana mayor cosa que era al revés.

—No me pude controlar, Dios, el amor nunca fue sencillo —gruñó Santiago.

—Celia se fue, se sentía mal y se fue, por tu culpa — reprochó Leah. —, no seas creyente por Celia, ella no quería eso, quería que lo hicieras por ti, por amor, porque la verdad sin ella estás caminando hacia atrás o necesitas oración —lo miró con incredulidad y se marchó.

A poco de llegar a casa Celia no pudo detener sus ganas de vomitar por ende pidió desesperada que Mike se detuviera. Salió disparada del auto y en una esquina vomitó hasta cansarse, sus ojos se cristalizaron, pero no lloró, no pasaba nada simplemente fue por el hecho de haber vomitado. Quedó con un asqueroso saber en los labios que la hizo escupir varias veces, pero él sabor horrendo no desaparecía.

—No creo que sea buena idea que te quedes sola — comentó Sarah mientras le tocaba la cabeza despacio.

—Descuiden, mañana me sentiré mejor, tu debes estudiar, pronto te graduáis —Celia les sonrió y bajó del auto. Caminó unos minutos antes de llegar a su departamento y tirarse a la cama hasta las diez de la mañana.

Un pecado que pagar  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora