Capítulo 6

88 16 0
                                    

El que pierde no es el cobarde sino el que se rinder sin intentar.

~

Se estacionó frente al departamento de Celia quien al notarlo dudó mucho en bajar pero lo hizo. Observó el edificio de tres plantas y se perdió en ella, su mente estaba completamente en otro lado pero seguía ahí intacta frente a su departamento. De repente apareció un señor vestido de un traje azul quien venía desde las escaleras, Celia al reconocerlo se escondió detrás del jeep para que no la viera. Santiago quien estaba del otro lado la siguió con él ceño fruncido.

—¿Por qué te estás escondiendo? —preguntó Santiago mirándola.

Celia observó al señor por un momento y luego miró a Santiago. —Nada —negó nerviosa, no quería decirle de sus problemas, si cuando eran novios le molestaba que será de que ya no son nada.

Santiago observó al señor y lo entendió todo tan sólo al reconocerlo, era el dueño del departamento cómo no sería obvio el motivo de que se esté escondiendo.

—Ya lo entiendo —Santiago la miró con una sonrisa pícara mientras meneaba la cabeza. —no es usual en ti así que no lo hagas que no me gusta.

—Es... que... pagué la clínica con el dinero del departamento y lo que queda nisiquiera es la mitad, pero y a ti que te importa — Celia lo miró con ironía —no tengo porqué complacerte ¿sabes?—dijo y empezó a caminar hacia la entrada.

—Está bien —Santiago sonrió y caminó en dirección al señor quien estaba apunto de llegar a su auto. Celia quien giró a mirar atrás al ver las intenciones de Santiago corrió a detenerlo.

—¿Qué crees que haces?camina —lo tomó del brazo y lo llevó arrastrado hacia la entrada mientras le reclamaba.

—Puedo pagar mis cuentas solas, no tienes que mantenerme, sé como resolver mis problemas.

—No quise decir eso, sólo quería ayudar —aclaró Santiago.

—Pues no lo hagas, que no quiero ni necesito tu ayuda —Celia abrió la puerta de su departamento y entró junto con él quien depositó su mochila en su escritorio.

Celia se sentó sobre su cama mientras buscaba unos papeles que al encontrarlos se los entregó. —Necesito que firmes esto.

Su cell empezó a sonar, al principio lo ignoró pero luego lo tomó y supo que era su madre pero no contestó.

—¿Por qué no contestas?— preguntó Santiago sentado a su lado.

—Es mi madre —confesó Celia bufando.

—No voy a firmar eso —negó Santiago mirándola con arrogancia.

—Lo necesito —explicó Celia.

—Entonces pensabas ocultármelo ¿eh? Y desaparecer —le reprochó Santiago molesto.

Celia lo miró con desprecio y le arrebató los papeles. — ¡Crees que si quisiera escondertelo habría ido a la clínica a decírtelo, después de una semana de que habías cortado conmigo!—se paró de la cama para encararlo —, yo no sé con que cara vienes a reclamar me cosas, nisiquiera sabes ¿cómo me siento?¿qué siento?, puedes hacer lo que quieras —se sentó y trató de calamar se —, no tendrás ninguna obligación de estar conmigo.

—¿Quién te dio esos papeles?—preguntó Santiago entre dientes.

—Caroline, se los pedí — contestó Celia pasando su mano por su cara.

—Ella... no puede darte esa libertad, tú no puedes hacerme esto Celia —Santiago la miró con voz de suplica.

—Te estoy dejando libre de ser feliz con quien desees, con Caroline quien sea sin ninguna demanda de que tienes que darme dinero obligatoriamente tan sólo me iré, hacerlo fácil y sencillo — explicó Celia entre cortada. Si él no aceptaba tendría que hacerlo de otra manera el cual era irse sin decir nada pero no quería al contrario quería acabar bien las cosas.

Un pecado que pagar  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora