Con la frescura de haberse dado un baño recientemente bajó por las escaleras para ir a desayunar con la familia de el padre de su hijo.—Buenos días —Saludó pasando a sentarse al lado de Santiago.
—¿Dormiste bien, linda?—preguntó la madre de Santiago fingiendo una sonrisa.
—Sí, gracias a Dios —Celia le respondió sin mirarla. Fijó su mirada en su plato y empezó a cortar un pedazo de carne.
—Que bueno, veo que siempre tienes a Dios presente —comentó la señora mirándola.
—Creo que es normal tener presente a alguien que te regaló la vida y que a pesar de eso haga tanto por ti —Llevó un trozo de carne a su boca.
—Creí que era una broma cuando me dijeron que eras...
—Creyente —Celia levantó la cabeza al fin. —. ¿Por qué sería una broma? Tengo derecho a creer, creo que eso es lo más serio de la vida, creer en Dios. Un día para todo, en un momento tal vez lo experimentes.
—Si eres tan fiel creyente cómo es que...—La rubia le dió toda su atención.
—Humanidad, ser humano y creo que a pesar de que fuera un error es una bendición, no hay derrota sin batalla —Celia llevó una mano a su vientre repentinamente, estaba amando a su bebé, no que no lo quería solo que lo estaba amando más y más.
—Verás la victoria cuando tenga a mi sobrino en mis brazos —dijo Leah, con gran entusiasmo.
—Ahí vienes con que será varón —Regañó Celia con una sonrisa.
—Tú que dices hermano, instituto de padre —Leah miró a su hermano atento.
Santiago había mantenido silencio completo, el tiempo que había tomado para estar con Celia le estaba pareciendo corto, no solo eso sino que sabía que su madre tendría más oportunidad para fastidiarla con la presencia de la rubia, a quien esperaba que se fuera tan pronto acabara navidad.
Celia giró para ver el rostro de Santiago quien parecía pensativo.
—Varón, no me lo imagino de otra manera, siempre que pienso en él, lo pienso así. Un niño —Santiago miró a la chica embarazada que tenía al lado. Se sonrieron. Fue una sonrisa cálida, pero sobre todo sincera.
—Esperemos que nazca sano y salvo —comentó la señora Samantha interrumpiendo su momento.
—Así será —Sentenció Celia volteando a verla.
El sonido y la vibración de un aparato interrumpió a todos, Santiago sacó el aparato de su bolsillo y contestó.
—¿Es así de urgente? ¿Ribeiro? Entiendo —suspiró Santiago.
Con solo la mención del apellido del joven doctor, el corazón de la castaña de ojos cafés empezó a palpitar a toda velocidad. No veía cuando volver a verlo pero sobre todo temía lo que venía.
—Me tengo que ir —Se levantó Santiago de su asiento. —. Sé que es navidad pero es una emergencia —explicó. Se inclinó y dejó un beso en la cabeza de la embarazada antes de marcharse.
—Leah...
—Ya tengo vacaciones —Le sonrió la castaña.
Celia temía quedarse sola con aquellas personas a las que no le agradaba y que Leah estuviera la calmaba en grande.
Pasó unas horas en el jardín junto a Leah, ya estaba empezando a cansarse de la nada sin hacer nada.
Eran las cuatro cuando sintió ganas de comer algo, se dirigió a la cocina y se encontró con su suegra ahí.
ESTÁS LEYENDO
Un pecado que pagar ✔
Spiritual-Estoy embarazada - le confesé y fue como tomar un control y pausar la tele pero a él le pause él tiempo. Sé que cortó conmigo pero sólo no quería ocultárselo. Se acerca rápidamente a mí y levanta mi blusa, me estremezco por él frío y sobre todo po...