Askar
Un choque fuerte me despierta. Me levanto rápido del suelo al ver a Morket. Puedo reconocerlo porque me mostró su rostro cuando se llevó a Rebecca. No puedo creer haber llegado hasta aquí de repente. Ese Blus lo hizo a propósito, aunque lo de fastidiarlo no tiene lógica. No sé qué trama, pero no debe ser nada bueno.
El dios de las Tinieblas se acerca hasta mí y me observa detenidamente.
—¿Cómo llegaste hasta aquí?
—¡¿Dónde está Rebecca?! —Alzo mi espada que de todas formas no solté en ningún momento y aprovecho para indagar del asunto que más me importa—. ¡Dime! —insisto.
Sonríe.
—¿De verdad crees que puedes desafiar a un dios?
—Lo estoy haciendo, ¿no?
—Buena respuesta —me halaga, aparece delante de mí como si nada y me agarra del cuello, empujándome hacia la pared—. ¿Cómo llegaste hasta aquí? —repite su pregunta y sus ojos rojos brillan.
—Pues...
Mi respiración se corta.
—Recuerda respirar, porque puede ser la última vez que lo hagas —me aclara, pero luego retrocede, algún tipo de niebla celeste rodea su mano y tiene que soltarme—. ¡Ag!
Veo como algo extraño ocurre, entonces empieza a separarse de Kael. Cuatro manos, dos torsos, cuatro piernas. Entonces ambas cabeza se alejan y los dos caen al suelo. Morket es el primero en levantarse y se ve furioso.
—Portador de sueños. —Se ve indignado y creo que habla de mí—. Blus te usó como cebo, me vengaré.
Vuelve agarrarme, pero esta vez de la cabeza. Forcejeo cuando siento que una bruma toda negra se apodera de mí. Su mano desaparece y no está más en la sala.
¿Pero qué...?
—No eres un Oráculo como Kael, pero funcionará, al menos por un tiempo, no puedo estar mucho dentro de un portador de sueños. —Veo como ni mano se mueve sola y puedo oír mi voz, pero no soy yo quien habla—. Quédate aquí —le dice a Kael—. Tú me sirves más.
Mierda, Morket se apoderó de mi cuerpo.
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Belleza de las Tinieblas #4
FantasiYa no hay respuestas, solo un dios de las tinieblas, dispuesto a todo. Recuerda respirar, porque puede ser la última vez que lo hagas. *Por Viviana Valeria V. Saga Bellezas, libro #4