Capítulo 21

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Fared

Estoy algo perturbado, aunque eso no evitará que me centre en el objetivo.

—¿Estás diciendo que el Dios de los Sueños nos va a ayudar a escapar? —Enarco una ceja.

—A ustedes, a mí no —responde Rebecca de forma seria.

—Aunque dijiste que aceptó tu pedido, no confiaría pero...

—Ese es el punto —me aclara—. Él dijo que quiere molestar a Morket y ahora Morket está centrado en Irina, no en mí, por lo tanto Blus estará encantado de sacarla del castillo.

Sonrío.

—Y vienes a mí porque sabes que Irina no aceptará eso.

—Exacto. —Asiente—. Entendí su trampa al hablar un poco más con él, haré que le creí y tú la sacas del inframundo.

—Esto es un juego mental, el tal Blus no dejará que ninguna se vaya.

—Es lo que le haremos creer, entonces huirán.

—Bien ¿Qué hay que hacer?

Irina

Corro a ver qué sucede, una luz destellante surge de una enorme puerta, me acerco y a lo lejos puedo ver la salida. Camino hasta allí, entonces estoy fuera del castillo, más adelante visualizo una escalera celeste cristalina, muy brillante.

—Irina. —Veo a Rebecca venir—. Hay que irse —me aclara—. Cruzaremos el camino y saldremos del inframundo a través de este.

—Vamos. —Se acerca Fared.

—¿Así de fácil? —digo de forma ingenua.

—Los espectros nos miran —responde la rubia y observo al cielo oscuro.

Las sombras se mueven de un lado para otro, dan escalofríos.

—¿Cómo es posible? —cuestiono.

—Con ayuda de otro enemigo.

—Vamos, hay que moverse. —Fared me agarra del brazo y caminamos.

—¿Rebecca? —La miro porque se queda quieta.

—Alguien tiene que ser una distracción —ella avisa y se gira observando como se acercan los dos dioses.

Es la primera vez que veo a Morket enfadado y el otro, que creo que es Blus, por lo que me contó su hermano, es el único que sonríe entre ambos.

—¡Rebecca, espera! —la llamo cuando se va en dirección hacia ellos.

—Irina, hay que irse. —Tironea de mi brazo Fared.

—Pero Rebecca...

—Blus ofreció un trato para ayudarnos a huir. Claro que mintió, no nos quiere dejar escapar. Solo inventó la ayuda falsa para hacer enfadar a Morket, así que hay que aprovechar ahora para largarse.

—¡Pero Rebecca!

—Si alguien no se queda levantará sospechas y Blus quitará la escalera, es ahora o nunca.

—¡No, Fared, eso no es justo!

—La vida no es justa. —Me levanta de repente y apoya mi panza en su hombro, así que pataleo—. Si es que nos queda algo de vida, mejor apresurarse. —Corre cruzando el portal de la escalera.

—¡No!

Rebecca

Hay vientos, truenos, rayos, mi cabello se mueve y alzo las manos para cubrirme de la ventisca. Veo que Blus sale volando y se choca con unas piedras. Queda tirado en el suelo por un instante, ya que se levanta despacio. Los espectros vuelan a su alrededor. El hombre de cabello celeste se carcajea cuando se termina de parar, aunque gira su vista visualizándome, dándose cuenta de mi engaño, así que frunce el ceño. Camina hasta mí enfadado, pero ni llega a tocarme, porque unos barrotes caen a su alrededor, formando una jaula.

—Este es mi territorio —expresa enfadado Morket—. ¿Cómo te atreves a modificarlo? —Avanza hasta mí y me agarra de la cintura, toma mi barbilla, entonces me mira detenidamente—. ¿Estás herida?

Niego en un movimiento de cabeza.

—¡Ay! —chillo cuando me levanta entre sus brazos y volvemos adentro del castillo.

Las puertas se cierran solas de manera fuerte.

—Traigan a Cielo de regreso —ordena muy serio mirando a sus espectros y estos cruzan las paredes desapareciendo.

—Bájame —le pido.

Sus ojos rojos giran despacio hacia a mí.

—Te ves pálida, Océano, debes dormir.

No puedo descifrar lo que está pensando, parece molesto, pero no conmigo. Aunque debería, ayudé a su hermano a que sin querer se le escape Irina.

Belleza de las Tinieblas #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora