Capítulo 7

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Irina

Parpadeo varias veces y me quedo con los ojos bien abiertos al ver el colchón enorme en el que me encuentro. Me inclino rápido y observo para todos lados nerviosa.

—¿Dónde estoy? —Recuerdo—. ¡Oh, Fared! —Bajo de la cama dando un saltito.

Salgo de la habitación, voy por todos los pasillos, nadie me detiene o mejor dicho no hay ni un alma por aquí.

En serio ¿Dónde estoy?

—Irina —me llaman y me sobresalto.

Me doy la vuelta y sonrío.

—¡¡Rebecca!! —Corro a abrazarla, me aparto un poco y la miro dándome cuenta—. ¡Vestimos igual!

—Sí, es el camisón que nos puso el dios de las tinieblas.

—¡Morket! —Recuerdo.

—Exacto.

—¡Tenemos que salir de aquí, tengo que buscar a Fared, tengo que saber si está bien! —grito preocupada.

—Cálmate, lo averiguaremos.

La abrazo otra vez.

—Me alegro de que te encuentres aquí, me siento asustada —le aclaro y me acaricia el cabello—. ¿Dónde estará Jacky?

—Tranquila, estaremos bien y encontraremos a los demás.

—¿Cómo? —Me refriego los ojos.

—Sé que esto es una trampa, no puede ser tan fácil atravesar puertas, todo está tan abierto.

—¿Las ayudo, señoritas?

Esa voz.

—¡Ah! —chillo y me aferro más a Rebecca—. ¡Logan!

—La mala suerte nos sigue, parece —opina la rubia.

—Soy el demonio de la suerte, así que puede ser. —Se ríe el morocho—. ¿Quieren saber dónde está la bestia?

—¿Te refieres a Fared? —consulto enfadada por la palabra despectiva que utilizó.

—¿Y por qué nos ayudarías? —cuestiona Rebecca.

—Favor con favor se paga, ¿no? —Logan sonríe ampliamente.

—Ya veremos.

Terminando aceptando su ofrecimiento, entonces lo acompañamos, llegamos a unas cavernas subterráneas, llenas de cristales y muchas celdas, en una de estas veo a un monstruo dormir.

—Ahí está tu híbrido. —Lo señala Logan.

—¿Ese es Fared? —digo confundida.

—Por eso dije bestia —se burla—. Es su verdadera forma.

—¿Por qué duerme? —pregunta Rebecca—. Se ve que sufre —opina.

—Está en un letargo lleno de pesadillas para una transición a demonio, sufre porque se resiste.

—¡Libéralo! —pido nerviosa.

—Yo no puedo hacer eso, aunque... —Lo analiza y señala mi amiga—. Ella sí, ¿no es la mujer de sueños?

Rebecca frunce el ceño.

—Eso es un apodo entre mi marido y yo —le aclara y se queda pensativa—. Bueno, algo así.

—¿Puedes hacer eso, Rebecca? —le consulto incrédula.

—Claro que puede —responde el demonio—. Solo que no sabe cómo hacerlo —se burla—. Ustedes pueden más de lo que creen, pero claro, Jacky lo averiguó primero, por eso es la esposa de Morket después de todo.

—¡¿Dices que Jacky puede más que solo mover el desierto?! —grito emocionada y sorprendida.

—Por supuesto que sí, es la diosa de las tinieblas.

—¿Por qué no me gusta eso? —Rebecca analiza lo que dijo.

El demonio se ríe.

—Porque sabes que hablamos de la Jaelyne malvada.

Belleza de las Tinieblas #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora