Capítulo 10

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Fared

Buscando una salida, hay muchas puertas abiertas, pero ninguna da afuera del castillo y no entiendo por qué Logan nos acompaña. Maté su vida corpórea, así que es un demonio que solo vaga en el inframundo, como un fantasma, pero eso no lo hace menos letal.

Lo asesiné, era el enemigo, no es de fiar. Sé que no soy quién para juzgar, pero solo puedo confiar en mí mismo.

—¿No vas a decir nada? —pregunta Irina mientras yo intento abrir una ventana.

La cerradura en imposible y su vidrio es como concreto. Vamos a tener que idear otro plan. Aunque por ahora es el único que hay.

—¡Fared! —me grita.

La miro enfadado y se sobresalta.

—¿Qué? —expreso cortante, pero ella sonríe de la nada.

—¡¡Qué bueno, pensé que te habías quedado mudo!! —dice emocionada.

—Estoy ocupado —respondo mientras sigo intentando forzar la cerradura de la ventana.

—Ah —acota en un tono bajo, tarda un poco pero me vuelve a hablar. Ya sé de dónde viene el tema cuando sus mejillas se sonrojan—. Quería que charlaramos sobre lo que pasó antes de todo esto, ya sabes, antes de la boda que ni empezó. —Ríe nerviosa.

—Te casarás con Alisther, tendrán un pony y jugarán con sus niños a la casita feliz, pero primero déjame romper esta ventana. —Hago fuerza lo más que puedo, tironeo tanto que convierto mi mano en garra—. Maldito cerrojo —me quejo.

—¡¿Puedes dejar esa ventana?! —me grita furiosa.

Suelto el pestillo y me giro a mirarla, está roja pero de rabia, así que sonrío.

—¿Qué pasa? ¿No te gustó el cuentito romántico?

Alza sus manos en puños.

—¡¡Sabes perfectamente lo que dijiste antes de la boda, no metas a Alisther en la conversación, cuando tenga que hablar con él, lo haré y punto, pero en esto no tiene que ver!!

—Yo no pertenezco al cuentito, supéralo —digo serio.

—¡Me dijiste que estabas enamorado de mí!

—Y también dije que tenía que salvarte de mí, creo que no escuchas cuando se te habla. —Me giro y camino en la dirección contraria de ella—. Me voy a buscar otra ventana, esta tiene una niña escandalosa chillando, no me deja concentrar.

—¡Fared! —Me sigue y me detengo—. No... no hagas esto —expresa con la voz entrecortada.

Ya está por llorar.

Me doy la vuelta a mirarla, sus ojos ya se encuentran humedecidos.

Bufo.

—Escucha, no hay un nosotros, nunca lo va a haber.

—¡¿Por qué?! —Alza la voz—. ¡¡Y no me vengas con lo de ser un monstruo!!

Enarco una ceja.

—Todo sobre mí tiene que ver con eso —digo sin importancia frente a su indignación sobre mis argumentos.

—No le veo sentido. —Suspira.

—Yo sí, ahora te encuentras llorando, por ejemplo.

—Porque me estás rechazando. —Hace puchero.

—Te he hecho llorar muchas veces.

—Bueno, pero...

—Sin contar que físicamente también podría lastimarte, no tengo autocontrol, no puedo cumplir una promesa para siempre. De hecho creo que ya la rompí varias veces, cuando me propasé contigo o cuando no medí mi fuerza y te tiré del cabello, recuerdo que te dolió.

—Bueno, sí, pero...

—No tienes argumentos. —Sonrío—. Pierdes tu tiempo.

—Es que...

—Te lo diré así. —Frunzo el ceño—. No pienso tomar ese riesgo. —Doy la vuelta para irme. Me detengo cuando siento que se agarra de mi espalda—. ¡Irina!

—¡Yo sí quiero tomar ese riesgo! —Solloza y apoya su rostro en mi ropa, pueden escucharse sus jadeos, hasta termina por abrazarme—. ¿Por qué tú no? Dame una oportunidad.

Mi corazón se acelera, estoy muy tenso, pero aunque mis sentimientos quisieran cambiar mi decisión, no lo hago, quito sus manos y me alejo.

Belleza de las Tinieblas #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora