Capítulo 36

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Serenity

No puedo creer que todavía no hayan podido sacar a Ankor de esa maldita cueva.

Esto es estresante.

—Su majestad.

Dejo de caminar en círculos en el pasillo cuando oigo que me llaman, me detengo al visualizar a Alisther, así que le sonrío.

—Hola ¿Qué sucede?

—Me dijeron que le avise que la solicitan en la sala del trono —aclara.

—¿Ahora? —Enarco una ceja.

Nunca me piden nada y cuando me encuentro ocupada sí lo hacen, estoy furiosa.

—Sí —me contesta nervioso viendo mi gesto.

Suspiro.

—Lo siento, no es contra ti, es que quiero estar presente cuando quiten los escombros. Me preocupa que Ankor esté herido. Además hay que desinfectar su mano cada cierto tiempo y sigue ahí atrapado, no puedo soportarlo.

Me sonríe.

—No te preocupes, estará bien, es de Ankor de quien estamos hablando, se ve que es un hombre fuerte.

—Lo es, pero eso no lo justifica, tiene que atenderse como cualquiera. Además la incompetencia de los soldados me estresa, díganle a algún dragón que los saque y ya está.

—Supongo que debe hacerse con cuidado, por eso no usan la fuerza. —Se cerca dando unos pasos más y toma mis manos—. Pero Serenity, distráete un poco, ve a la sala y quizás cuando termines Ankor ya habrá podido salir de la cueva, no pierdas las esperanzas.

Sonrío.

—Eres muy amable, Alisther, gracias. —Lo abrazo.

Oigo un carraspeo, entonces me alejo, visualizo a Esmetriah, la miro de mala manera.

—¿Qué quieres? —digo molesta.

Ella sonríe.

—Te están esperando —aclara, así que la ignoro, pasando por su lado sin mirarla, entonces oigo que agrega—. No, no, tú te quedas. —Le evita el paso a Alisther.

No interfiero porque un consejero me intercepta en el camino, por lo tanto termino yendo más rápido a la sala del trono.

Hay mucha gente reunida ahí, varios consejeros están en un círculo hablando. Uno hace una seña, entonces Andur, el líder del Comite del Reino de los Desiertos, se me acerca.

—Su majestad. —Me hace una reverencia—. Tengo entendido que usted bendijo a una pareja, como son las reglas en su Reino claro, pero hay un problema.

¿Bendecir?

—Ah, sí, hablas de Irina y Alisther. —Reacciono al recordar, luego frunzo el ceño—. ¿Qué con eso?

—Por lo que se me ha informado, el príncipe Alisther es una persona delicada de salud, no sería prudente involucrarlo en este asunto, merece ser favorecido.

Me doy cuenta.

—¿Estás diciendo que alguien quiere anular mi bendición?

—Exactamente. —Asiente—. Su majestad, el Rey Fared, ha formado compromiso con la señorita Irina, pero por obvias razones el Reino de los Desiertos no está de acuerdo con este trato. Es demasiado pronto para decidir una unión así, sin contar que no queremos tener problemas con el Reino de las Sombras. Notará que su majestad, el Reino Zionitt, también ocupa esta opinión.

Belleza de las Tinieblas #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora