Irina
—¡Askar, Askar! —llamo al pelirrojo que está inconsciente en el suelo.
Luego del monólogo de Morket, este se apartó del cuerpo de Askar y se fue en una bruma, mientras muchos en los pasillos se desmayaban.
—¡Irina, mira! —Alisther señala a los criados y los guardias que comienzan a despertar.
Giro mi vista al ventanal y el cielo ha dejado de ser oscuro, no hay ni un demonio cerca.
—¿Qué sucede? —digo confundida.
Veo a Esmetriah venir y explicar:
—El Dios de las Tinieblas retiró sus tropas y sacó el mismísimo infierno de todo el territorio.
—¿Todo este tiempo estuviste cerca y no ayudaste? —cuestiono—. ¿Nos espiabas?
—No hay tiempo de recriminaciones, hay que llevar a mi hijo al curandero.
—Yo lo ayudo. —Se acerca Alisther y agarra el brazo de Askar para levantarlo.
—Los acompaño —acoto, aunque en realidad me gustaría saber dónde está Fared y si se encuentra bien.
Todo era un caos y ahora ya no hay nada malo, no puedo entenderlo. Si algo me ha enseñado el Reino del Cielo es que todo no puede ser tan fácil. Nos preparan para estas cosas, hay que desconfiar.
Serenity
Hay un sol radiante, como si nunca hubiera brillado así.
—¿Serenity? —Oigo la puerta de los aposentos y me giro a visualizar quién es.
—¡Alisther! —Me sorprendo—. ¡¿Cómo entraste?!
—El guardia me dejó pasar, fui a llevar al príncipe Askar a ver al sanador y como me encontraba cerca, vine a cerciorarme de que estabas bien. Muchos se habían desmayado y ahora están como si nada, es todo muy raro, ¿no? —Hace una pausa—. ¿Qué estás haciendo? —Mira mis bolsas.
—Me voy —dictamino.
—¿Eh?
—Tener esa contienda en la sala del trono me hizo ver que no pertenezco aquí, mi vida es pelear, la aventura, tengo que avanzar, yo...
—¿Qué pelea? —pregunta curioso.
—¿No lo sabes? —Me sorprendo—. No puedo creer que no te lo hayan dicho.
—¿Decirme qué?
Suspiro.
—Lo siento, Alisther, pero tu prometida, quiere a otro.
Se queda quieto un momento.
—Oh, entiendo.
—No te ves muy sorprendido, quiero decir, triste sí, pero no parece que fuera una noticia nueva.
—¿Es Fared, cierto? —dice afligido y asiento—. Creo que de algún modo lo sabía.
—Sonará muy estúpido viendo la situación y eso, pero... ¿Quieres venir conmigo? —le consulto—. Voy a huir esta noche.
—¡¿Eh?! —Eso sí le sorprende.
Me río.
—No es nada romántico, sigo amando a Ankor, pero somos amigos y nos llevamos tan bien, que no me gustaría que te pudras en una habitación, piénsalo, podrías conocer el mundo entero.
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Belleza de las Tinieblas #4
FantasyYa no hay respuestas, solo un dios de las tinieblas, dispuesto a todo. Recuerda respirar, porque puede ser la última vez que lo hagas. *Por Viviana Valeria V. Saga Bellezas, libro #4