Askar
Llego al castillo junto con Irina, Fared, mis guardias y el que me avisó de lo sucedido, al parecer enviado por Endek, vienen detrás de mí.
—¡Hermano! —Alzo la voz al entrar en la sala del trono.
Él se mantiene sentado junto a su esposa en las sillas reales, visualizo a mi madre y a los consejeros parados a pocos metros de ellos, estos últimos me traen malos presentimientos, sin contar la influencia de mi progenitora.
—No te metas, no es tu asunto —me aclara mamá.
—Jacky es mi invitada y mi amiga. —Frunzo el ceño y giro mi vista a mirarla, se encuentra custodiada por unos guardias, regreso mi vista a Ankor—. Sin contar que es la Belleza del Desierto y su estado actual no es el mejor, merece un médico, no un calabozo, no es el enemigo.
—¡Lastimó a muchos guardias! —grita madre—. ¡ Llenó el castillo de ramas negras, está maldita! —Mira a mi hermano—. Es muy probable que sea una amenaza, hay que deshacerse de ella —aconseja.
—¿No están llevando esto a los extremos? —contesta él.
—Usted mismo lo dijo —interfiere Duret entrando a la sala—. Algo oculta su llegada, es sospechosa y lo está demostrando, debe ser una intrusa.
—¡Créanme! —insisto—. Doy fe en que Jacky no tiene nada que ver con lo que están pensando.
—No dudo de eso —me responde Ankor—. Dudo de lo que le hizo al castillo. —Mira al techo y yo hago lo mismo, ramas negras están en movimiento constante—. Madre en algo tiene razón, está maldita.
—¡Jacky! —le pido una explicación.
—¡A mí no me veas! —grita la rubia—. No soy la Belleza del Bosque, no tengo idea de por qué hay ramas en el techo —dice nerviosa—. ¡Yo solo me entiendo con el desierto! Y hasta eso me parece raro algunas veces.
—Su majestad —expresa un consejero y mi hermano gira su vista hacia él—. Decida ahora, no hay que correr riesgos, piense en el reino.
—¡Ankor! —le pido—. ¡En injusto!
—Tengo que pensar en la seguridad de mi pueblo primero —contesta mi hermano—. Necesito garantías.
—¡Esperen! —intercede Irina—. ¡La hay, Rojito es la respuesta!
—¿Quién? —La mira extrañado.
—Jacky tiene una conexión con su dragón, Rojito jamás la hubiera elegido si fuera mala.
—¡Amatsu! —Recuerdo y sonrío—. ¡Cierto, Irina tiene razón!
—Demuéstralo. —Ankor mira a Jacky—. Llama a tu dragón.
—¡¿Eh?! —La rubia se altera—. ¡Imposible, no sé ni dónde está!
Ankor se levanta de su trono y camina por la sala, sin dirigirse hacia nadie.
—Amatsu es uno de nuestros mejores dragones, una alta estirpe, no se conectaría a cualquiera. Lo mandamos como regalo al Reino de los Desiertos, aunque nunca pensamos que elegiría a alguien. —Se detiene, se gira a observar a Jaelyne—. Si te escogió, no importa donde estés, va a venir, sobre todo ese tipo de dragón.
—Imposible —expresa ella sorprendida.
—Kiriya —dice de repente y todos retrocedemos, al oír golpes en las compuertas del techo.
Los guardias corren a abrir, entonces su dragona llega como si nada a la sala, el enorme animal ocupa gran parte del sitio, atrayendo al viento en su aterrizaje.
—Ahora es tu turno —Ankor desafía a Jacky—. Llama a Amatsu.
Mierda, si Amatsu no viene, esto se va a poner peor.
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Belleza de las Tinieblas #4
خيال (فانتازيا)Ya no hay respuestas, solo un dios de las tinieblas, dispuesto a todo. Recuerda respirar, porque puede ser la última vez que lo hagas. *Por Viviana Valeria V. Saga Bellezas, libro #4