Rebecca
Trinay, mi halcón, vuela como loca en mis aposentos, se encuentra muy alterada por alguna razón, entonces cuando se abre la puerta lo comprendo.
Frunzo el ceño.
—Blus.
—¿Sorprendida de que no esté encerrado en barrotes? Hace rato salí y visité a tu esposo —me informa y me paralizo.
—¿Askar? ¡¿Qué le has hecho a Askar?! —grito alterada.
—Nada, lo usé para separar a Morket de Kael, para enfadar a mi hermano, pero me salió mal y él se quedó con su cuerpo. —Se carcajea—. Lo último que supe de tu amado es que ya recuperó posesión de su físico ¿Por qué Morket es tan bueno? ¿No se supone que es el gran Dios de las Tinieblas? —se burla—. Qué aburrido.
—¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí?
—¿De verdad vas a preguntarme eso? —Enarca una ceja.
Retrocedo, miro la cama y luego a él.
—No sé qué pretendes con esto, pero si te atreves a siquiera tocarme un pelo, te ahogaré.
Aunque no creo que sea posible, teniendo en cuenta el sofoco y que él es un dios.
—Iugh, qué asco ¿De verdad pensaste eso? —Hace un gesto desagradable, pero luego sonríe—. Aunque tienes razón, pero prefiero contra la pared. —Me empuja y mi espalda se choca con el concreto, Blus aprisiona mis manos.
—¡¡Suéltame!! Tendrás problemas con Morket.
—No me molesta en absoluto. —Comienza a besar mi cuello, mientras forcejeo.
—¡¡Déjame, maldita seas!! —Mis ojos se humedecen.
¿Será mi maldición que los hombres terminen aprovechándose de mí? ¿Qué he hecho para merecer esto?
—¿Sabes, Océano? Mi odio, mi envidia y mi molestia por ti, se me olvidan fácilmente cuando recuerdo lo hermosa que eres, eso atrae a cualquiera.
Apoya su mano en mi pierna, entonces al soltar una de mis muñecas, logro apartarlo y darle una patada en la ingle, así alejarme de él del todo, para poder salir corriendo.
No veo a Trinay por ningún lado, hasta que visualizo a Morket al final del corredor. Ella lo fue a buscar. Sin dudarlo un instante me oculto detrás de él, cuando Blus llega al pasillo.
—¿Se puede saber qué haces con mi mujer? —le pregunta Morket, ya está frunciendo el ceño.
—¡Puf! —expresa molesto Blus—. Tienes tres ¿Cuál es tu problema? Además, ni siquiera te diviertes con ellas.
—El amor no solo se trata de sexo y para tu información, no te importa si tengo tres o cien, ese es mi problema, no el tuyo, vete a jugar con tus ninfas.
—¿Quién te crees que eres? No puedes ni ayudarlas, tus Bellezas se impusieron una maldición de una manera tan boba, que tú como su responsable das lástima. Con mi intervención podría hasta enviar a Océano a una visión para encontrar sus respuestas, pero claro, como no me la prestas, quédense con su estupidez.
—No te necesitamos. —Visualizo a Jaelyne venir hasta nosotros. Su cabello es negro y su mirada muy fría. De repente sonríe tranquila, tanto que genera escalofríos—. Porque Océano va a ser quien lo haga solita.
Corro hasta ella.
—Jacky ¿De qué estás hablando? ¿Cómo podría yo... —Me detengo cuando me abraza, entonces le correspondo y sonrío—. Yo también te extrañé.
—Lo siento —susurra.
Mis ojos se abren en grande cuando siento un pinchazo en mi abdomen, me alejo, toco la sangre, observo mis manos llenas del color carmesí y luego miro a mi amiga con un gesto de desconcierto.
—Me apuñalaste... —expreso con mis labios temblando—. ¿Por qué?
Noto que su rostro se ha empapado en lágrimas.
—Era necesario. —Me ataja antes de que caída por la perdida de sangre.
—¿Por qué...?
—Porque...
—¡¡No!! —Oimos a Irina y miramos en esa dirección.
Ella acaba de ver toda la escena.
—Se acabó el espectáculo, hay demasiadas personas aquí —expresa Morket serio, mueve la mano, entonces Blus, Jacky e Irina caen cada uno en un agujero negro y luego rápido se aproxima a mí para atajarme—. Lo siento, Océano, no planeaba que fuera así, Blus y Cielo no debían estar aquí.
—¿Qué... ¿Qué está pasando? —Siento que me desvanezco.
Se acerca a mi oreja y susurra.
—No te preocupes, no vas a morir, ahora debes recordar esto, solo mantente alerta, ten una dulce ensoñación y no caigas en las pesadillas, busca las respuestas, Belleza de los Sueños.
Continuará en...
Siguiente parte: epílogo 😊
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Belleza de las Tinieblas #4
FantasyYa no hay respuestas, solo un dios de las tinieblas, dispuesto a todo. Recuerda respirar, porque puede ser la última vez que lo hagas. *Por Viviana Valeria V. Saga Bellezas, libro #4