Capítulo 2

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Rebecca

Comienzo a recuperar los sentidos, siento el tacto de unas sábanas suaves, una tela tan sedosa que no recuerdo haber tocado nunca, ni los tejidos más finos se comparan con esta suavidad, transmite calma. Aunque obvio esto no es un sueño bonito. Abro mis ojos despacio, sintiendo la piel de otro ser humano, aunque se encuentra lejos de ser uno.

Estaba durmiendo en el torso desnudo del dios de las tinieblas, cielos.

Morket abre los ojos de repente y me estremezco, él gira su vista a observarme, toca mi mano, entonces nuestras miradas se cruzan, fue inevitable.

—Hola, Océano —me saluda como si nada, regalándome una sonrisa.

Estoy paralizada.

—¿Qué...

—Sh —Posa un dedo en mi boca—. No pasó nada, no te preocupes.

Quito su dedo de mis labios.

—¿Dónde está Askar?

—Por ahí, por allá, por acullá, ¿quién sabe? —se burla.

—Así que este es tu rostro verdadero —afirmo.

Me inclino a levantarme, pero me detiene agarrando mi cintura. Me doy cuenta que tengo un camisón y no el vestido que llevaba puesto.

—Tranquila, se usó magia, no te toque ni un pelo —me aclara viendo mi gesto de preocupación—. Sigo teniendo el cuerpo de Kael, solo que puedo cambiarlo a voluntad, le robé un poco de su poder al híbrido —explica creo refiriéndose a Fared—. Con respecto a tu marido, no te voy a decir dónde está.

—Más vale que no le hayas hecho nada. —Lo agarro de los hombros mientras frunzo el ceño—. Ahora suéltame.

Se inclina a pesar de que estoy sobre él, entonces me besa el cuello y me estremezco.

—Te extrañé, Océano, hasta extrañé que me rechaces una y otra vez, siempre eres tan suave.

—No me toques. —Cierro los ojos pero no tardo en abrirlos porque me suelta—. ¿Qué? —expreso atónita y parpadeo varios veces seguidas.

Se ríe.

—Creías que te violaría, qué linda, y yo recordando que la inocente era Cielo.

Me avergüenzo y miro para un costado.

—¿Dónde está Irina? —averiguo—. ¿También la tienes?

—Sí, ella también está aquí, solo me falta Desierto, pero va a tener que esperar mi búsqueda, tengo que ocuparme de otros temas. —Me acerca hasta su cuerpo y me abraza, tomando toda mi espalda y sintiendo su torso aferrado al mío—. Por eso antes de emprender viaje quería pasar tiempo contigo, es que el agua siempre es refrescante, desestresa.

Trago saliva.

—Podría ahogarte —amenazo mientras presiono mis dientes.

—Ahogarías a Kael, sin contar que te quedarías para siempre de este lado, porque te mataría antes de que pudieras cruzar.

—¿Otro lado? —digo confundida—. ¡Uh! —Hago un jadeo cuando me levanta entre sus brazos y camina hasta la ventana, entonces me muestra.

Estamos en un castillo, miles de espectros lo rodean y como si hubiera una pared de agua, puedo ver a lo lejos el Reino de las Sombras del otro lado.

—¿Eso es... —expreso dudando.

—El mundo de los vivos, en específico Aeistian. —Se acerca a mi rostro y yo lo retrocedo—. Debo partir, Océano, te amo, te estaré extrañando. Serán solo unos días pero la verdad no puedo despedirme de Cielo, porque sigue dormida, pero mándale un beso de mi parte, aunque no creo que lo hagas. —Se ríe—. Así que te quedas con toda mi atención por ahora. —Me baja y sostiene mi cintura—. Volveré, cariño. —Agarra mi barbilla entonces me da un beso desprevenida.

Se aparta y se dirige hasta la puerta.

—¡¿Dónde está Askar?! —insisto y se detiene.

Se gira a mirarme, está muy calmado.

—Te diré la verdad porque estás muy tensa, se me escapó. —Sonríe—. Aunque espero no te pongas contenta, es peligroso vagar por aquí sin protección, por eso estoy preocupado por Desierto. —Suspira.

—Escucha, yo...

—Océano, no insistas, tengo que visitar al hermano de tu marido, es el único Reino que no sucumbió. Tengo mucho trabajo que hacer y tú deberías descansar, todavía estás débil, cariño.

Frunzo el ceño.

—No soy tu cariño.

—Qué chistosita. —Se ríe.

Veo como se retira, entonces cierra la puerta, corro a abrirla y para mi sorpresa sí lo está, no me dejó encerrada.

No comprendo a este dios, ¿pretende que me quede aquí? ¿tan confiado es? No me gusta para nada la libertad que se está tomando, obvio hace sospechar.

Belleza de las Tinieblas #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora