Capítulo 4

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Fared

"Niña escandalosa, yo... yo estoy enamorado de ti desde hace mucho tiempo".

"Y por eso tengo que salvarte de mí".

Abro los ojos y me quedo quieto en la arena sucia. Esto ya no es el palacio ¿Estaré muerto? Adolorido me inclino para observar más el lugar y tocar la herida de mi abdomen.

Es una pequeña habitación llena de cristales. Las paredes no son rectas, sino que se cierran de una forma ovalada en dirección hacia el techo. Lo único normal es la puerta.

Me levanto del suelo despacio. Me duelen demasiado mis heridas, más de lo normal. Me abro la yukata y veo que la cicatriz es diferente, venas se han esparcido por mi abdomen. La herida brilla y palpita, cada bombeo duele.

—¿Qué es esto? —expreso confundido.

—Ah ya te despertaste.

Veo al dios de las tinieblas sentado en un banquito, tomándose una taza de... ni idea qué está tomando.

—Tú...

—Estaba por irme y me acordé de ti. —Sonríe—. Me encanta que todos me reconozcan rápido, no tengo que hacer presentaciones otra vez.

—Tus ojos son inconfundibles.

—Sí, causan temor. —Se toma otro sorbo de su taza—. ¿Listo para saber qué le pasa a tu cuerpo?

—Calculo que no estoy muerto.

—Aún no —dice con malicia—. ¿Sabes por qué?

—Me mentiste sobre Irina.

—Ah sí, eso, es que me gusta ahorrar trabajo y que la gente lo haga por mí, es que soy un poco vago. —Se ríe.

—¿Qué me hiciste? —Toco mi herida, que no sangra pero duele de todas formas.

—Te dije que necesito gente podrida como tú, se me agota el personal, te estoy dando trabajo.

No me da tiempo a responder que de repente desaparece, incluso el acceso ha quedado abierto. Salgo con cautela de la habitación, entonces visualizo que estoy dentro de un castillo con el techo más alto que he visto y paredes muy oscuras.

Oigo una voz.

—Fared.

Se me acelera el corazón.

—¿Irina? —Me giro.

No veo a nadie.

Empiezo a pensar que este no es el palacio de Morket, sino algún tipo de alucinación.

Se oyen risitas y doy la vuelta rápido otra vez.

—¿Qué pasa?

—Estás enamorado —canta una niña—. Qué mal que estás —Cambia a una voz gruesa.

—No tienen que decirme lo que ya sé. —Bufo.

—Abandona tu alma, Fared —expresa con su voz de niña otra vez—. Ser demonio es más divertido. —Se ríe.

—No, gracias, me encuentro bien como estoy.

Cuando parpadeo, en un abrir y cerrar de ojos, vuelvo a aparecer en el suelo de la habitación de cristales.

La puerta está cerrada.

"Niña escandalosa, yo... yo estoy enamorado de ti desde hace mucho tiempo".

"Y por eso tengo que salvarte de mí".

Me levanto rápido al oír el recuerdo en mi mente. Creo que se está repitiendo la situación otra vez. Mierda, es un ciclo sin fin.

Morket está de regreso con su taza y ahora sé que no es el verdadero.

Maldición.

Belleza de las Tinieblas #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora