Askar
El pueblo, un lugar sin duda hermoso, se respira el aire fresco aquí, fuera de reglas y con mucha diversión. La gente a pesar de la guerra está animada, así somos en este Reino. Creo que por eso nos llaman salvajes, hacemos parecer las preocupaciones como pequeñas. Somos la envidia de los que no son guerreros y por eso nos odian. Mírenlos ahora, nos necesitan, obtienen refugio de nosotros.
—Su alteza, por aquí. —Un guardia me señala el camino y otro golpea la puerta de la casa de Irina.
Nunca he estado aquí, pero parece que ellos saben bien las direcciones, eso se debe a mí madre. Irina antes era mi prometida, debió tenerla muy bien vigilada, aunque al final su plan no le funcionó, por suerte.
Irina y Fared salen de la casa.
—¿No pensaban anunciarse y explicarme lo de Rebecca? —Frunzo el ceño.
El rubio sonríe con malicia.
—No sé, quizás no era tan importante.
La castaña le pega un codazo.
—¡Fared! —lo reprende y luego me mira a mí—. Lo siento, no hay justificación, íbamos a huir y ella se usó de distracción.
—Sí, la dejamos atrás —agrega él sin ningún tipo de remordimiento.
—¿No había otra manera? —le pregunto a Irina ya que Fared solo me provoca.
—¡No sé! —chilla ella preocupada—. ¡Yo quería ayudarla, pero no me dejaron!
—¿Quién no te dejó? —consulto.
—Yo —contesta Fared—. Había que abandonar a alguien y Rebecca era la mejor opción, ya la daba por perdida, era una sin valor.
Sé que lo hace para provocarme, pero ya no lo soporto más y le pego un puñetazo, él cae al suelo, entonces Irina se pone en medio.
—¡Sabes que no piensa lo que dice! —ella intenta aclarar la situación—. Rebecca está bien, no creo que Morket le haya hecho algo. La verdad estuvo mal dejarla atrás, pero fue idea suya. Es muy inteligente, encontrará otra manera de escapar.
Veo como Fared se levanta, no le hice ningún rasguño, debe ser porque es mitad metamórfico.
Bufo.
—No puedo quedarme aquí haciendo nada, me iré —declaro—. Ustedes cuiden de Jacky.
—¡¿Jacky está bien?! —grita preocupada.
—Está con Endek, vayan a verla.
Veo que un tercer guardia viene corriendo hasta nosotros y se detiene agitado, así que nos quedamos sorprendidos.
¿Qué pasó?
Jaelyne
Algo me preocupa.
Camino por la habitación del sanador y miro por la ventana.
Algo no está bien, para nada bien.
—Señorita Jaelyne.
Salgo de mis cavilaciones cuando oigo una voz conocida, me doy la vuelta y sonrío al verlo.
—Hola, Endek.
—Se ve pálida —opina.
—Ya me parezco a Rebecca. —Me río—. Debo ir por ella. —Camino hasta la puerta y me detiene.
—Espere, si no se encuentra bien, será mejor que descanse primero.
Frunzo el ceño.
—Nada va a detenerme, me siento mejor, no te preocupes, Endek.
—Sé que usted es toda una guerrera, pero ya me informaron de su condición, así que debe cuidar más de su salud que antes, lleva a un hijo de sangre real.
—Ese curandero es un cotilla —me quejo.
—Escúcheme.
—No escucho nada, me voy. —Sigo mi camino y lo evito.
Avanzo por los pasillos, veo viento en estos, el desierto me llama. Sigo la corriente de arena hasta afuera, entonces llego a las barandas y poso las manos allí.
«¿Qué quieres decirme». Pienso intentando deducir.
Veo el gran desierto, el día es oscuro, oscuro por la llegada del inframundo.
Las tinieblas.
Una pequeña rama negruzca se forma en la baranda, rodeándola, justo cerca de mis manos. Entonces me doy cuenta que un mechón de mi cabello se ha vuelto negro.
¿Qué significa?
Algo se escribe en el suelo:
"Solo un dios puede combatir a otro dios".
Me giro y descubro que guardias me están rodeando.
Definitivamente hay algo aquí que no está bien.
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Belleza de las Tinieblas #4
FantasyYa no hay respuestas, solo un dios de las tinieblas, dispuesto a todo. Recuerda respirar, porque puede ser la última vez que lo hagas. *Por Viviana Valeria V. Saga Bellezas, libro #4