35. Me enamoré

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Me quedo quieta junto a la puerta abierta, Monett se ha asomado ante el escándalo y permanece tan asombrada como yo con Tomy junto a sus piernas, los ojos de la rubia se llenan de lágrimas y la respiración de Damien se agita. Las ganas de huir se hacen más fuertes dentro de mi porque me esperaba lo que sea excepto que este hombre gritara que me ama.

¡Que paren el mundo que yo aquí me bajo!

Mi mirada se cruza con la de mi tía ya que estamos frente a frente, ella tan impactada como yo niega con la cabeza haciendo referencia a que no tiene nada para decir, el silencio nos abruma y solo escucho la frenética respiración de Damien detrás de mi, giro sobre mi propio eje para quedar de frente con la rubia y el chef, sin embargo, mi voz no se molesta en aparecer.

- Katania, debemos hablar - Damien pasa una mano por su cabello con un gesto de derrota en el rostro, yo quiero saltar por la ventana, si me preguntan

- no quiero hablar contigo - digo felicitándome internamente por no titubear y ser capaz de hablar con firmeza - ¡La besaste!

- ¡Yo no la besé! - me responde mirando con rabia a la chica que ha permanecido inmóvil junto a la pared del estrecho pasillo

Frunzo el ceño ante la vil mentira que ha dicho y él parece perder la paciencia con el asunto, el chef camina hacia mí con tanta rapidez que no consigo analizar lo que piensa hacer hasta que estoy sobre su hombro viendo al revés a mi tía que tiene una mueca de diversión en el rostro, chillo removiendome porque estoy siendo cargada como un saco de papas pero la firmeza en el agarre de Damien no da lugar para que logre ningún tipo de escape.

- ¡Damien, bájame ahora mismo! - grito medio histérica mientras entramos al departamento con la rubia pisandonos los talones, la sangre se acumula en mi cabeza en una sensación desagradable

- ¡Vas a escuchar! - demanda el rubio dejándome caer con cuidado en el sofá, lo miro mal pero se que no va a darme chance de salir de su casa hasta que me diga lo que sea que quiere que sepa, su mirada cae en la chica con firmeza - díselo, Marieta, dile la verdad a Katania

La chica y yo cruzamos miradas, yo la observo con rabia y dolor, ella a mí me ve con impotencia, sus ojos celestes están llenos de lágrimas y adivino que desearía estar en cualquier parte del mundo menos en esta sala. La sensación dolorosa e irritante del dorso de mi mano se hace presente de nuevo estresándome aún más, el silencio prevalece por algunos segundos más hasta que derrotada la rubia con rostro de muñeca abre la boca.

- he estado enamorada de Damien desde que era una niña pero él jamás me quiso como algo más que una amiga - me explica con las manos empuñadas al costado de su cuerpo, no me sorprendería que Marieta saltara para golpearme - cuando lo escuché hablando de ti me llené de celos, parecía que había encontrado todo lo que deseaba en tu sonrisa, le dijo a sus padres que estaba enamorado de una muchachita normal y todo a su alrededor era felicidad, le pedí a mi mejor amiga que tomara la fotografía, fui yo quien saltó sobre él pero es tan estúpidamente leal a ti que no pasaron dos segundos y me apartó furioso

- ¿Cómo conseguiste mi número? - cuestiono dudosa sin atreverme a cruzar la mirada con Damien

- mi amiga era la prometida de Sergio, ella sacó tu número de su teléfono y envió la foto - Marieta habla entre susurros pero es suficiente para comprender cada palabra - no se qué diablos vió Damien en ti pero lo tienes atrapado en tus garras, eres una oportunista

- ¿Disculpa? - me pongo de pie enfadada, soy un poco más alta así que me aprovecho de eso para acercarme - repítelo

- paren - ordenó Damien interponiendose enmedio de ambas, las dos lo miramos mal por no dejarnos pelear a gusto - vete, Marieta y espero que entiendas de una vez que no tienes ninguna oportunidad conmigo

- vas a arrepentirte de esto, ella no lo vale - Marieta me señala, sus mejillas se colorean de rojo ante la ira que la invade e incluso le tiemblan las manos

- lárgate - Damien pierde la paciencia con el espectáculo de despechada que esta haciendo la rubia, ella zapatea furiosa antes de irse dando un portazo que debió oírse por todo el edificio

Volví a sentarme en el sofá, sin la presencia de Marieta la tensión había disminuido pero aunque me habían dado una explicación sobre el contexto de la imagen seguía llena de enfado y aunque no lo admitiría dolor, me había lastimado mucho ver a Damien besando a una chica lindísima que no era yo. No podía culparlo si analizaba que nosotros no éramos nada y Marieta había estado allí desde su infancia.

- sigues enojada - dice Damien poniendo su mirada directamente en mi

Tomo mi bolso que había caído sobre la alfombra dispuesta a irme de allí y tener tiempo para aclarar mis pensamientos y de paso mis sentimientos, vuelvo a ponerme de pie sin decir nada pero Damien se mueve bloqueando mi paso hacia el pasillo, nuestra mirada se cruza, la mía inexpresiva y la de él desesperada, ¿Creerle? Ese es el dilema.

- déjame ir - pido apretando las cintas del boslo entre mis manos, mis ojos se llenan de lágrimas - Damien

- no, no voy a ser tan idiota como para dejarte ir enojada - exclama y sus palabras hacen que mi corazón quiera revolotear porque desea creerle, anhela creer que Damien me ama tanto como yo a él

- ¿Me amas o solo estás mintiendo para tenerme a tu alcance? - pregunto aún con la guardia en alto, conteniendome para no ceder al llanto

- Katania, jamás podría mentir con algo así - Damien se acerca y pone una de sus manos en mi mejilla, acunandola con suavidad - me enamoré de tí, de tu torpeza, de tu risa, de la manera loca en la que jamás pareces poder quedarte callada, de la dulzura con la que hablas, el como eres leal a tus amigas, lo mucho que apoyas a tu tía, de la forma sin límites en la que demuestras tu cariño por los demás, estoy totalmente perdido por tus ojos cafés, me enamoré, abejita, me enamoré perdidamente de ti

Y lo único que puedo pensar antes de que me bese es que yo también me enamoré.

Dulce CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora